l eco de los tambores de guerra resuena por todo el mundo; a poco más de dos años del comienzo del conflicto armado en Ucrania, producto de la disputa interimperialista entre los bloques encabezados por Estados Unidos y China, que se enfrentan por la cúspide de la pirámide imperialista, el cuadro de la situación mundial se hizo más complejo. Al escenario se añadió la oleada de golpes de Estado ocurrida en África, la embestida genocida que el Estado de Israel inició contra el pueblo palestino hace seis meses, la continua tensión en el estrecho de Taiwán y los recientes acontecimientos en Medio Oriente.
La lista de conflictos armados podría ampliarse, pero con los mencionados basta para señalar que la humanidad se encuentra ante la posible generalización de la guerra. Ante tal panorama, es menester recordar que los pueblos del mundo cuentan con una amplia experiencia de lucha contra la guerra, que incluye las posiciones pacifistas, la consigna revolucionaria de guerra a la guerra
y organismos internacionales como el Consejo Mundial de la Paz (CMP), creado en abril de 1949.
El nacimiento del CMP tuvo como antecedente la reunión del Congreso Mundial de Intelectuales a Favor de la Paz, celebrado en agosto de 1948 en Polonia, acto en el que se acordó promover una nueva reunión para estructurar un movimiento mundial por la paz. El momento esperado llegó, y el 20 de abril se reunió en París el primer Congreso Mundial de Partidarios por la Paz, que acordó la creación del CMP y nombró dirigente al científico francés y militante comunista Frédéric Joliot-Curie.
La creación del CMP fue impulsada por la Unión Soviética, considerando que el mundo estaba dividido en dos campos: 1) el imperialista y antidemocrático, encabezado por Estados Unidos, y 2) el campo antimperialista y democrático, encabezado por la Unión Soviética; era labor del campo democrático enfrentar las ambiciones guerreristas inherentes al imperialismo, y una manera de hacerlo era crear una organización de masas en los países del campo socialista, pero que también existiera dentro del campo antidemocrático como medio de generar fisuras en el imperialismo.
La columna vertebral del CMP fueron los partidos comunistas, en colaboración con grupos de intelectuales prosoviéticos, pero también del campo democrático, antibelicistas y antimperialistas. Algunas de las personalidades afiliadas al CMP fueron los escritores Pablo Neruda, Jorge Amado, Iliá Grigórievich Ehrenburg, Howard Fast y Jean-Paul Sartre; científicos como John Desmond Bernal, el mencionado Joliot-Curie; artistas como Frida Kahlo, Pablo Picasso y David Alfaro Siqueiros. También participaron en las actividades del CMP miles de trabajadores del campo y la ciudad, mujeres y jóvenes, principalmente de países del bloque socialista y de la zona europea donde se había vivido la barbarie de la guerra y los horrores del nazismo.
El CMP fomentó un movimiento antibélico de carácter militante y alejado del pacifismo, dispuesto a confrontar a los impulsores de la guerra, solidario con las luchas antimperialistas de los pueblos de Asia y África. Con los movimientos de liberación nacional de India y Egipto sustentó a los pueblos que defendían su soberanía contra la injerencia extranjera, como fue el caso de Corea y Vietnam. También apoyó los proyectos de construcción socialista, como el caso de China, y respaldó la soberanía de los pueblos de América Latina frente a Estados Unidos.
Los años de mayor actividad del CMP fueron entre 1949 y 1955, periodo en el que se efectuaron importantes eventos mundiales sustentados en un movimiento de masas. En marzo de 1950, el CMP aprobó el Llamamiento de Estocolmo, con la tarea de recabar firmas de toda la humanidad a favor de prohibir el uso de armas nucleares, y llegó a reunir más de 473 millones de signaturas. Ese mismo año se reunió el segundo congreso mundial del CMP en Varsovia, y expidió un manifiesto
en el que se denunció que la vida de la humanidad y sus conquistas culturales estaban en peligro por la guerra. En febrero de 1952, el CMP elaboró el Llamamiento de Berlín, que exhortaba a las cinco grandes potencias (Estados Unidos, la Unión Soviética, República Popular China, Gran Bretaña y Francia) a firmar un pacto de paz.
Otros eventos de relevancia fueron el Congreso de los Pueblos por la Paz en Viena (1952), donde se condenó el uso de armas de destrucción masiva y la Guerra de Corea; la Conferencia Asia-Pacífico en China (1952), el Congreso Continental de la Cultura en Santiago de Chile en (1953) y la Asamblea Mundial de la Paz en Helsinki (1955). Posteriormente, los trabajos del CMP disminuyeron en parte debido a los cambios políticos en la URSS, que, entre otras cosas, dejó de considerar el movimiento por la paz como tarea primordial.
El CMP sigue existiendo a 75 años de su fundación. En la actualidad conserva el estatus de organización consultiva en la ONU, tiene su sede en Atenas, Grecia. Continúa trabajando para fortalecer un nuevo movimiento por la paz de carácter militante, dispuesto a oponerse a cualquier bando imperialista que promueva la guerra en beneficio de los monopolios y en detrimento de los pueblos. El CMP es tan vigente como el deseo de una paz duradera, cuya ruta es la misma que hace 75 años: poner fin al imperialismo.
* Historiador de la ENAH