in ser partidario de la política-electoral, se mira desde lejos una victoria de Claudia Sheinbaum sobres sus otros dos competidores (Xóchitl Gálvez y Álvarez Máynez), por lo que también se vislumbra la continuidad de la Nueva Escuela Mexicana (NEM); esto, a partir de lo que se observó el 13 de febrero, cuando presentó parte de su plan educativo desde Cuernavaca, Morelos.

El plan, llamado República, educadora, humanista y científica, engloba siete puntos: salarios justos para maestros y maestras; becas para alumnos; centros públicos de aprendizaje inicial; apoyo a la instrucción primaria y secundaria; fortalecimiento de la formación media superior; crecimiento de la educación superior y vinculación de la ciencia con sectores prioritarios.

Este planteamiento parece un parche sin cambios profundos a lo planteado en la reforma educativa de 2019, se escuchan y se leen pocas autocríticas en el ejercicio del modelo que lleva cinco años impulsándose por todo el país. Las y los maestros siguen lidiando con capacitaciones escasas de las nuevas pedagogías, el uso de los libros texto, la dignificación salarial, entre otras peripecias que conlleva la práctica docente.

Es por ello que me gustaría reflexionar acerca de dos propuestas que dejó la NEM inconclusas y que serán un reto en para el próximo sexenio, el tema salarial para el magisterio, comprendido en la eterna promesa de pagos justos a profesores, y la formación docente que quedo a deber la explicación de metodologías y pedagogías.

En el tema salarial, recordemos el texto del doctor Lev Vázquez: Maestros, levanten y muestren su recibo de nómina, donde escribió que los aumentos sustanciales fueron sólo para los trabajadores de apoyo a la educación, y que no se calculó el aumento para todos de forma equitativa, por lo tanto, se genera disparidad injusta entre quienes ganan por horas, menos de 16 mil pesos mensuales, al igual que el personal de tiempo completo que no vio incrementos importantes en su nómina. Por lo tanto, dice Vázquez, esto abrió una mayor desigualdad con los que dependen del techo financiero federal.

Por otro lado, la formación docente que traería claridad para los maestros de la Nueva Escuela Mexicana sigue sin rumbo fijo, muchos docentes se mantienen confusos en la comprensión del conocimiento por campos formativos, los siete ejes articuladores, la idea de plantear una comunidad, etcétera. Por lo tanto, el ejercicio docente no es claro para algunos maestros.

La propuesta de formación docente muchas veces se planteó como una cascada donde los jefes de sector capacitaban a los supervisores, ellos, a su vez, a los directores y éstos a maestros. Por lo que se ha observado, las dudas y errores acerca de temas estructurales se vuelven bolas de nieve que crecen confusiones personales a problemas grupales.

Esto se observa en una dimensión más grande en zonas donde existen escuelas de educación indígena, donde las capacitaciones fueron escasas y sin traducción a las lenguas originarias, lo cual generó una bola de nieve que sigue creciendo al tiempo que transcurre el ciclo escolar.

Estas confusiones al comprender las formas y modos de la NEM empujan a muchos profesores a buscar modos de cumplir con los requerimientos burocráticos, por lo que muchos eligen la compra de planes de clase, asunto que la NEM quería combatir al proponer autonomía curricular, ya que el docente debe resignificar los contenidos de los programas de estudio a la realidad social, territorial, cultural y educativa de las y los estudiantes.

La autocrítica debe ser fundamental en la propuesta educativa para las y los tomadores de decisiones y dejar de politizar las deudas que se tienen con el magisterio lanzando promesas al cielo. La continuidad con cambio se nota insuficiente en la dignidad magisterial.