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Winnie the Pooh, personaje dulce, se vuelve un asesino luego de ser del dominio público
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de abril de 2024, p. 9

Los Ángeles. Un oso de peluche gigante, con una sonrisa retorcida, se pasea pesadamente por la pantalla. La música amenazante aumenta. Las sombras ocultan amenazas desconocidas. Christopher Robin ruega por su vida. Y el oso revienta una cabeza con un mazo.

Así transcurre el avance de la película Winnie the Pooh: Blood and Honey (Winnie the Pooh: Sangre y miel), un filme de asesinatos basados en los queridos personajes de A.A. Milne, y esto es posible gracias a la expiración de los derechos de autor y la llegada de la novela clásica infantil al dominio público estadunidense.

Ya vivíamos en una era repleta de remixes y reutilizaciones, ficciones hechas por los fanes y mezclas. Luego comenzó un desfile de personajes e historias, liderado por Winnie the Pooh y Mickey Mouse con muchos más por seguir, marchando hacia el dominio público, donde cualquiera puede hacer cualquier cosa con lo que sea y darle forma en una nueva generación de historias e ideas.

Tras una sequía de dos décadas provocada por una extensión del periodo de protección a los derechos de autor establecida por el Congreso en 1998, obras muy famosas finalmente ingresaron al dominio público en 2019, lo que implica que pueden ser usadas sin necesidad de pedir licencia ni hacer pagos por cesión de derechos. El público comenzó a notarlo en 2022, cuando Winnie the Pooh fue liberado a 95 años de la publicación de la novela que lo presentó al mundo.

Eso hizo posible Blood and Honey, una secuela que se lanzó el mes pasado, una tercera película y planes para un Poohniverse de personajes retorcidos ya en el dominio público como Bambi y Pinocho.

El debut de Pooh en este renglón fue seguido este año por un momento que muchos pensaron que nunca llegaría: la expiración de los derechos de autor de la versión original de Mickey Mouse, ya que apareció en el corto de Walt Disney de 1928, Steamboat Willie.

El ratón y el oso son apenas el principio. Las cimas de la cultura pop del siglo XX, Superman entre ellas, están por venir.

Personajes clásicos, nuevas historias, nuevas mezclas. ¿Será una bonanza para los creadores? ¿Estamos entrando en el apogeo de la colaboración intergeneracional o en una caída en picada de los valores de propiedad intelectual a medida que el público se cansa de ver variaciones de viejas historias?

¿Tiene un oso Pooh asesino algo que aportar al mundo del entretenimiento del siglo XXI?