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Penultimátum

Nostalgia franquista en la Iglesia española

L

uego de 36 años de fascismo, la transición democrática en España tuvo condicionantes, como un rey escogido por el dictador Franco, que resultó un pillo; un poder judicial con resabios del viejo régimen, y una jerarquía eclesiástica (la Conferencia Episcopal) anclada en el pasado.

La dirección de la Conferencia recién fue renovada y la preside el ultraconservador Luis Argüello, muy a gusto del grupo fascista Vox. Uno de sus dirigentes lo felicitó, porque España necesita una Iglesia católica que vuelva a ser faro espiritual y que no tenga miedo a atacar a la industria de la muerte y la Agenda 2030. Ésta Agenda, aprobada por la comunidad de naciones, busca obtener el desarrollo sostenible y social de los pueblos.

Aunque Argüello declaró su fidelidad al papa Francisco, dice que con sus maneras, sus comentarios, nos deja a veces con el pie cambiado. Fue de 2018 a 2022 secretario general de la Conferencia cuando estalló el escándalo por los abusos sexuales a menores cometidos por integrantes del clero. Él restó inicialmente importancia a esa pederastia, pues sólo había unos pocos casos, y por eso no realizarían ninguna investigación.

Pero una que llevó a cabo el diario El País a partir de 2018 documentó más de 2 mil 600 víctimas. Los abusos fueron cometidos por religiosos de congregaciones con presencia en la educación, sobre todo los legionarios de Cristo, los maristas y hasta los jesuitas.

Además de restar importancia a la pederastia, Argüello exigió que todos los aspirantes al sacerdocio fueran varones heterosexuales, defiende las terapias para curar la homosexualidad y no considera matrimonio las uniones entre personas del mismo sexo, pues no transmiten la vida.

Es enemigo de la eutanasia, el aborto y la ley trans aprobada por el congreso español, y cuando se decidió extraer el cuerpo del dictador Franco del Valle de los Caídos, señaló que la Iglesia católica estaba muy agradecida con él porque puso fin a la persecución religiosa que sufría.

Entre los colaboradores del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal figura Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, crítico del movimiento feminista, la memoria histórica y la lucha ambientalista.

No hay duda: la jerarquía católica española añora el franquismo.