La quimera
n La quimera (La chimera, 2023), la directora italiana Alice Rohrwacher invita a sus espectadores a un acto de magia. Lo había hecho antes en Las maravillas (Le meraviglie, 2014), como también en su debut fílmico, Cuerpo celeste (Corpo celeste, 2011), ambos títulos disponibles en la plataforma digital MUBI.
Lo que narra en su cinta más reciente es la historia de Arthur (Josh O’Connor, formidable en su desequilibrio), joven arqueólogo inglés dotado del poder paranormal de detectar tesoros ocultos bajo la tierra con ayuda de una varilla de zahorí y con el simple esfuerzo de su concentración. Ese poder no le ha permitido, sin embargo, traer de nuevo a la tierra a su amada Beniamina, posiblemente fallecida mientras él purgaba una pena en prisión por su ilegal y lucrativo pasatiempo de profanador de ruinas.
De regreso al pueblo de Riparbella, en la provincia toscana, lugar de sus estudios, el ex presidiario Arthur visita ahora a la siempre jovial y risueña Flora (Isabella Rossellini), madre de su amada desaparecida. Una vida nueva comienza para él, o al menos así parece, cuando de modo providencial conoce a la joven Italia (Carol Duarte), alguna vez asistente y alumna de canto de Flora, y al lado suyo vislumbra la posibilidad de una regeneración tardía. Todo se vuelve, sin embargo, una desilusión, una quimera, como lo ha sido también el intento de lucrar de forma personal con el saqueo de patrimonios históricos.
Los esfuerzos de Arthur por dar un giro nuevo a su vida resultan vanos o al menos inconsistentes, y en este improbable cuento de hadas se opera un regreso al orden, que en el caso del joven inglés es el vagabundeo estéril, la reincidencia en un acto criminal que beneficia a pillos más listos que él, como la pícara traficante Spartaco (Alba Rohrwacher), o a elegantes bandidos más astutos aún y mejor organizados, como los magnates del comercio mundial de piezas arqueológicas.
La también directora y guionista de Lázaro feliz (2018) maneja con brío este relato agridulce y semifantástico de concupiscencia y frustración, y lo hace como una parábola de la vida moderna en una sociedad mercantil globalizada donde los tesoros o valores más preciados e intangibles suelen desaparecer, lamentablemente, a la manera de los frescos etruscos que la pandilla de Arthur ve esfumarse al simple contacto con el aire (un guiño a una escena clave de la película Roma, Fellini, 1972), o a la manera también de la triste y misteriosa desaparición de la propia Beniamina.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional Xoco a las 13:15 y 18 horas.