Seúl. La imagen perfecta de Shohei Ohtani podría recibir un golpe tras el escándalo de apuestas de su intérprete. El lanzador es conocido en Japón como kanpeki no hito –la persona in-maculada– debido a sus modales y comportamiento impecables. Su imagen podría verse empa-ñada después de que los Dodgers despidieron a su amigo e intérprete Ippei Mizuhara a raíz de acusaciones de apuestas ilegales y de un robo masivo al jugador.

El Servicio Interno de Impuestos (IRS) del gobierno de Estados Unidos y la Grandes Ligas de Beisbol (MLB) abrieron una investigación que salpica a Ohtani y su traductor.

El IRS confirmó que Mizuhara y Mathew Bowyer, presunto corredor de apuestas, son investigados por la oficina de la agencia en Los Ángeles. En tanto, la MLB realiza averiguaciones por robo y apuestas ilegales.

Hasta ahora no se ha sentenciado a ninguno de los involucrados como culpables, pero el reglamento de la MLB tiene duras sanciones para estos casos. Si un jugador, coach o empleado apuesta en un sistema ilegal será castigado con una multa, si lo hace en beisbol será sancionado por un año; en caso de apostar por un jue-go en el que participa será suspendido de por vida.

El intérprete de 39 años fue cesado el miércoles tras los reportes sobre sus supuestos nexos con un apostador ilegal y haber acumulado deudas que exceden el millón de dólares.

La noticia trascendió horas después del anticipado debut de Ohtani con los Dodgers en Corea del Sur, donde Mizuhara acompañó al astro que en diciem-bre pasado firmó un contrato de 700 millones de dólares.

Contradicciones

En entrevista con ESPN, Mizuhara dijo que Ohtani le ayudó a pagar una deuda, aunque más tarde cambió su versión y señaló que el jugador no tenía conocimiento de que estaba involucrado en apuestas ilegales de futbol internacional, NBA, NFL y futbol americano colegial. Mizuhara también reveló que ganaba entre 300 mil y 500 mil dólares al año.

Las apuestas de deportes son ilegales en California, aunque están parcialmente permitidas en 38 estados. Medios señalan que este podría ser el escándalo por apuestas más grande en el beis-bol desde que Pete Rose aceptó el veto de por vida en 1989.