Bricolaje
ay, en términos generales, la crítica destructiva (no hay que hacer eso) y la crítica constructiva (¿por qué no hacerle así?), que así planteadas son una sola –en modo alguno criticable. La cuestión es si quien emite esa que ideamos fusionada crítica tiene razón o no, si por los motivos que sean (no nos metamos en esto), la hace distraído y de esa manera poco ayuda: distrae del objeto de su crítica. Estaríamos entonces ante una crítica llanamente, dicho sea ahora en términos muy generales, por exceso o escasez (de lo que sea), por desequilibrio, distractora, no propiamente crítica.
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Poesía que no es destino no es poesía, poema que no obliga no es poema.
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Difícil en ocasiones discernir si una frase es aliterativa o cacofónica (sigo una idea de Zaid). Sencilla y notoria en ese sentido es aquella con que nos enseñaban la eme: mi mamá me mima
–o la ese: ese oso se asea
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Con no muy distintos recursos fonéticos, algo más recargados, eso sí, escuché a una soprano decir alguna vez: –Es que Amadeo me mima como ni mi mamá me mimaba. Entre sorprendido y asombrado quedé de tal facilidad articulatoria, que atribuí al entrenamiento, capaz de pronunciar de corridito ese un poquito más y trabalenguas.
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Un momento de ocio creador –el ocio muy distinto de la ociosidad– puede bien devenir estado creador, que lo suyo tiene de artístico, aunque no necesariamente (e indispensablemente menos) obra de arte.
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–Muéstrate en descubrimiento de ti mismo, no te des por sabido ni por sabido des lo que ya sabes, y muy menos que sabes. Ni te inhibas ni te exhibas, es lo recomendable: muéstrate, en este aquí y ahora que desocultándote te descubre ante ti.
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Toda obra de arte consiste en la organización de imágenes forzosamente interrelacionadas que presentan la sensible verdad de una vivencia, una visión, del haberse acercado alguien, algunos, a la trascendencia no a través de argumentos sino de símbolos: lo que finalmente todo artista comunica no es sino su abierta y de tener fortuna afortunada percepción del mundo –o universo– que lo habita, y que habita, y que al bien dicho o expresado ser colma no sólo a quien o quienes han sabido mostrarlo; asimismo a quienes luego de esa singular o plural primera persona –médium primo, digamos– podrán por dicha obra de tal pongamos taumaturgia gozar, participar.
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–No soy científico, no puedo comprobarlo, pero la magia existe–dijo, y desapareció.