El Museo Nacional de Antropología (MNA) abrió al público las nuevas salas etnográficas Textiles y Fiestas, con el propósito de construir un discurso contemporáneo de la variedad cultural y lingüística que respira día a día nuestro país, señaló Antonio Saborit, director de este recinto, quien consideró que la renovación de esos espacios es sin duda una de las iniciativas museográficas de mayor calado en la vida de este espacio.

Para la transformación de las salas, se contó con la colaboración de artistas y artesanos de diferentes partes del país, algunos de los cuales realizaron piezas especiales. Primero, nos brindaron su compañía y respaldo, y más adelante nos compartieron sus saberes, experiencias y colecciones, para delinear con mayor precisión el alcance de la profundidad a la que debían aspirar las salas del MNA, apuntó Saborit.

La sala Textiles incluye 512 piezas distribuidas en ocho ejes temáticos, cuyo objetivo es ilustrar y explicar las técnicas de la vestimenta y tratamiento de materias primas para su elaboración. Representan el uso cotidiano, ceremonial, tradicional y contemporáneo de 58 pueblos originarios y comunidades afromexicanas del norte, centro y sur del territorio nacional, indicó José Luis Perea González, secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

También es la primera vez que la afromexicanidad es representada en las salas etnográficas permanentes que continuarán su proceso de renovación.

Fiestas, por su parte, está integrada por 869 objetos culturales distribuidos en 16 núcleos demostrativos de los elementos que configuran las festividades presentes en México relacionadas con el ciclo agrícola, mientras otras varían entre expresiones religiosas, seculares y representaciones históricas, como las danzas de Conquista, cuya selección de objetos se hace acompañar de pistas de audio.

Los trabajos de museografía para las siguientes salas estarán relacionados con las representaciones de qué pasó con los pueblos indígenas después de la Conquista, el patrimonio alimentario y los territorios indígenas, acotó Perea González.

Teresa Lino Bello, quien se identifica como indígena nahua, oriunda del municipio de Hueyapan, Puebla, habló de su experiencia como productora de textiles de lana teñidos con colorantes naturales. Soy una de las mujeres que rescatamos los tintes naturales hace 40 y tantos años, a la vez que las iconografías; además, seguimos resistiendo como pueblos originarios mediante el trabajo artesanal. Manifestó la necesidad de desarrollar estrategias para seguir conservando dichas técnicas en las nuevas generaciones.

El pintor mazateco Filogonio Naxin participa en la sala Fiestas con una pintura realizada con tintes naturales. Fiesta de muerto pertenece a una serie creada en el MNA, donde el artista investigó y fue capacitado a lo largo de un año para trabajar de esta manera. Aplicó su material pictórico con pincel, a la vez que salpicó con la mano.

Naxin habló primero en mazateco; entonces, señaló que, a pesar de 500 años oscuros, seguimos hablando nuestras lenguas y manifestando nuestra forma de pensar. Ahora somos actores desde nuestro propio imaginario.

Hasta el momento se han invertido más de 104 millones de pesos en el MNA por conducto del Proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, informó la Secretaría de Cultura federal. Durante el recorrido inaugural, la danzante de Huejotzingo, Puebla, Karen Linares Alvarado, donó un penacho de zapado, típico de las danzas con temas históricos alusivas al Primer Imperio mexicano o a la Intervención Francesa, que se escenifican cada año en su comunidad.