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Si se consigue, un kilo de harina cuesta 865 pesos mexicanos

En Rafah sólo queda orar por una tregua; ya no hay adónde correr

Líderes de Hamas anuncian que aún existen grandes diferencias para alcanzar un acuerdo de alto el fuego

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▲ Familiares lloran la muerte de menores asesinados por los bombardeos israelíes, ayer en Rafah.Foto Afp
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de febrero de 2024, p. 29

Tel Aviv. Familias palestinas que viven en tiendas de campaña, lejos de la ayuda humanitaria, en Rafah –donde un kilo de harina (si se puede encontrar) cuesta casi el equivalente a 865 pesos mexicanos–, saben que sus vidas están literalmente en las manos de quienes negocian una tregua, a miles de kilómetros de distancia.

La mayoría de la gente en esta atestada ciudad, en la frontera con Egipto, ya han sido desplazadas a causa de los intensos combates y la vasta destrucción causada por Israel en Gaza. Las familias viven en las calles, en patios de escuelas y hospitales, y en las plazas.

No hay sótanos que sirvan de refugio, pocos muros para agacharse detrás. No hay adónde correr, dónde esconderse.

Israel ha prometido un ataque por tierra en Rafah –donde alrededor de 1.5 millones de personas se agolpan en unos cuantos kilómetros cuadrados–, vista por Israel como el último bastión de Hamas, grupo responsable del ataque de 7 de octubre en el sur israelí.

Naciones Unidas sostiene que cualquier ofensiva en la ciudad sería una masacre.

En el norte de Gaza, gran parte del cual ha sido devastada por el avance israelí, Oxfam declaró ayer: el riesgo de genocidio es creciente. Ahí viven todavía unas 300 mil personas, pese a que ha estado casi por completo privada de ayuda durante cuatro meses.

Se informa que la gente en la ciudad de Gaza come pasto y hace pan con alimento para animales. Oxfam señaló que hay hambre catastrófica y que la gente toma agua de los retretes y come plantas silvestres.

Ahmed, padre de cuatro, quien vive en Rafah, expuso en una nota de voz enviada a este corresponsal que tiene un video de un joven en el norte, que se llena los bolsillos de arena y harina porque tiene mucha hambre, después de que soldados israelíes dispararon a algunos costales con ayuda que se habían entregado cerca de una playa.

En el norte, personas desesperadas se agolpan alrededor de un camión de suministros que logró llegar. Las escenas que describen los trabajadores de ayuda que han intentado abrirse paso son más que apocalípticas.

Funcionarios palestinos de salud afirman que unos 30 mil palestinos han muerto en los cuatro meses de bombardeo israelí. El hambre puede matar a cientos más, si no es que miles.

Sin un avance notable en la ayuda, la seguridad y el acceso, habrá una hambruna devastadora, advierte Oxfam.

Y así –comentan las familias en Gaza día con día–, todo lo que pueden hacer es orar por que llegue una tregua. Orar por que la comunidad internacional se interese lo suficiente para ejercer presión significativa sobre todos los lados, para alcanzar un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes antes de que sea demasiado tarde.

Ahora mismo, después de muchas salidas en falso, existe un prometedor brillo de esperanza de que puede alcanzarse un acuerdo de cese temporal del fuego, incluso en el curso de una semana.

El presidente estadunidense, Joe Biden, dijo el lunes que Israel estaría dispuesto a detener la guerra durante el próximo mes sagrado musulmán de Ramadán, si se logra un acuerdo para liberar a algunos de los rehenes que Hamas retiene a raíz de su ataque, en el que unas mil 100 personas fueron asesinadas y 250 tomadas en cautiverio.

Biden habló incluso de que el acuerdo puede alcanzarse para el 4 de marzo. Mi consejero de seguridad nacional me dice que están cerca. Aún no lo concluyen. Mi esperanza es para el próximo lunes, expresó.

Gran Bretaña también se unió al coro de optimismo. Downing Street indicó ayer que un acuerdo de tregua está al alcance.

Sin embargo, Israel, Hamas y los negociadores cataríes que se afanan en afinar los detalles se muestran más cautelosos.

Oficiales de Hamas declararon a Reuters que existen aún grandes distancias por salvar. El vocero del gobierno israelí advirtió que, antes de lograr algo, Hamas tendría que retirar sus estrafalarias demandas.

El doctor Majed al-Ansari, vocero del ministerio catarí del Exterior, señaló que Doha se mantiene esperanzado, pero no necesariamente optimista y que subsiste cierto número de temas sobre los cuales no hay acuerdo.

Hasta ahora se debate una suspensión de hostilidades por 40 días, para permitir que sean liberados algunos de los 136 rehenes aún en poder de Hamas, pero no todos. A cambio, Israel soltaría a cientos de palestinos detenidos en sus prisiones, la mayoría sin acusación formal, y permitiría un aumento importante en la muy necesaria ayuda humanitaria, a la vez que sus tropas se retirarían de zonas pobladas de la franja.

No se cumplen las demandas iniciales de Hamas de un alto el fuego inmediato y retiro de todas las fuerzas israelíes. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dicho en repetidas ocasiones que sólo retrasaría su ofensiva en Rafah, no la cancelaría.

Para las familias en Gaza, los retrasos son mortales.

En la nota de voz enviada ayer, Ahmed comentó que si los gobiernos del mundo, las instituciones globales de ayuda y ni siquiera Naciones Unidas pueden ayudar a las familias de Gaza a obtener comida suficiente, ¿cómo pueden las familias ayudarse a sí mismas?

Mi corazón está destrozado y me siento impotente porque no podemos hacer absolutamente nada, añadió con desesperación, al describir cómo no pudo encontrar harina para cinco ancianas necesitadas.

Quisiera que hubiera una forma de ayudar a mis seres queridos, a mis amigos.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya