Viernes 23 de febrero de 2024, p. 11
El país puede producir casi el doble del maíz de lo actual sin el uso de desarrollos transgénicos, sostuvo Antonio Turrent, investigador emérito del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
Aseguró que es viable duplicar la superficie de riego con la recuperación de tierras ociosas en el ciclo otoño-invierno en el sur-sureste, donde hay escurrimientos de agua, y con la participación de la agricultura campesina, guardiana
de la biodiversidad de este alimento básico de los mexicanos.
La siembra de grano transgénico no es opción en México, ya que está comprobado que no rinde más que otras semillas y no puede coexistir con las nativas, sobre todo en el país, que es el centro de domesticación de maíz. Existe el mejoramiento genético autóctono, y entre las prácticas campesinas están el intercambio y producción de semillas propias, así como los materiales que se adaptan a las condiciones ecológicas. Por ejemplo, el pozole se hace con maíz cacahuazintle, no se puede preparar con amarillo importado, y la tortilla de la máxima calidad es de la raza pepitilla
, dijo en entrevista.
Ante los planteamientos del Consejo Nacional Agropecuario acerca de que el maíz transgénico no causa daños a la salud y puede coexistir con las variedades nativas, así como en el contexto del Panel de Controversias sobre este producto en el T-MEC, Turrent sostuvo que ese desarrollo no eleva los rendimientos y la coexistencia no se puede dar porque México es centro de origen.
Sobre los efectos a la salud, recordó el estudio del investigador francés Gilles-Eric Séralini, que demostró un daño crónico subclínico en ratas por consumirlo durante toda su vida; las hembras desarrollaron cáncer en el último tercio de su existencia y en los machos se presentó en etapas más tempranas.
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (Siap) de la Secretaría de Agricultura estimó que en 2023, la producción nacional de maíz blanco fue de 26.8 millones de toneladas, y reportó un aumento en las importaciones del amarillo para los sectores pecuario e industrial por casi 2.5 millones de toneladas respecto a 2022, ya que el año pasado las compras al exterior fueron de 20.9 millones de toneladas, de las cuales 19.1 millones vienen de Estados Unidos y 1.8 millones de Brasil.
En este contexto, Turrent mencionó que en la producción nacional de maíz se pueden considerar hasta 24 millones de toneladas, adicionales, si se aplica un sistema de riego en 3 millones de hectáreas, que sólo se cultivan en el ciclo primavera-verano con temporal en el sur-sueste, donde se podrían obtener rendimientos hasta de ocho toneladas por hectárea.
También, expuso, se pueden utilizar predios de ganadería intensiva que se encuentran en Tabasco y Veracruz. De esta forma, los 6.3 millones de hectáreas de riego que hay en la actualidad se pueden elevar a 12 millones, y de esa forma incrementar la producción, además de que, destacó, hay un híbrido de maíz amarillo que se adapta al trópico y genera hasta 14 toneladas por hectárea.