a ventaja de contar con tanta información en los medios y en la exposición al público de los contendientes por la Presidencia de la República, así como el exhibicionismo de los ideólogos de la difusión electrónica, consiste en que dejan al descubierto las estrategias, debilidades y fuerza real de quienes patrocinan la campaña de desinformación con la que tratan de envolver la conciencia del electorado.
Por ejemplo, a estas alturas del proceso, la denominada oposición tiene claro que, en el tiempo restante para las votaciones, no le será posible alcanzar a la candidata puntera a la Presidencia, Claudia Sheinbaum. Una consecuencia de esto es que en las organizaciones partidarias de la coalición de derecha hay grupos que desde hace tiempo tienen la idea de reforzar sus candidaturas a la cámara de Diputados y de Senadores para impedir mayoría de legisladores de la coalición de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México.
Hacer funcionar este plan exitosamente, tiene sus asegunes por el rosario de candidatos impresentables que están en sus listas y que los votantes tienen identificados. En contraposición, el grupo más radical de la derecha trata de que en última instancia, las elecciones federales se declaren inválidas.
Para este objetivo, desde hace tiempo viene manejando un malévolo plan de provocación y desinformación que les permita, llegado el caso, apelar por la nulificación de las elecciones, contando con la voluntad de parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pero llegar hasta esa situación implicaría gastar recursos monetarios al triple de lo que gastan hoy, y los posibles inversionistas, nacionales o extranjeros requerirían una certeza de que el plan funcionaría, antes de meter su dinero al ruedo.
Así, la derecha por ahora tiene dos opciones que más adelante se contrapondrían si optara por la nulificación. La segunda opción es liderada por quienes se han asumido como dirigentes electrónicos. Mientras, resulta significativo señalar los avances sorprendentes de la candidata Claudia Sheinbaum. Se la percibe como una competidora seria, sin aspavientos, serena frente a las contingencias conflictivas. Ante la cizaña vertida por la prensa desinformadora revira con rapidez y precisión. También resulta importante la forma en la que no le deja ocupar sola los espacios políticos a Xóchitl Gálvez, como en el caso de la visita al papa Francisco, y cómo, de su entrevista desprendió reflexiones más profundas que los chismarejos expresados por su competidora después de su también visita al jefe del Vaticano.
Un punto importante para el inicio oficial de campaña ha sido que su contrincante, en lugar de medirse en la Ciudad de México, prefirió iniciar en Guanajuato, estado donde la reacción resulta dominante. ¿Cuál es, entonces, la forma de enfrentar las dos opciones de la oposición? Sin duda, la movilización de las bases de los partidarios de la cuarta; no sólo las concentraciones multitudinarias, sino también la movilización terrestre que deben realizar los promotores del voto de su coalición tanto en áreas urbanas como rurales.
Este punto es importante porque implica la relación personal del brigadista con el ciudadano, propicia una interacción directa. En este tema resulta importante la labor de quienes atienden la polémica en redes sociales porque ponen en claro las intrigas retransmitidas por los robots alquilados por la derecha. No obstante, es necesario utilizar el volante impreso, ese viejo instrumento de concientización y politización empleado por los movimientos populares de todas las épocas. Ante la avalancha desinformadora que imponen la prensa electrónica y la impresa a las campañas, resulta necesario responder rápido y explicar las propuestas del programa de la Cuarta Transformación. No es necesario cubrir toda la ciudad, sino seleccionar los lugares más concurridos y hacer una distribución masiva de volantes lo más rápido posible, inclusive en los camiones urbanos.
Por supuesto, en esencia, para que funcione, el volante debe ser breve y explicar su tema en forma sencilla. Claro que una campaña en tierra dependerá de la imaginación de los brigadistas. En cuanto a esto, la Cuarta Transformación deberá propiciar que ellos encuentren su propio ritmo y sus propias formas de trabajo, antes que someterlos a un centralismo burocrático. Sobre todo, la mejor manera de llegar a los jóvenes es que sean los propios jóvenes quienes se encarguen, sin que esto sea razón para descartar a nadie por el factor edad.
* Profesor investigador de El Colegio de Sonora