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Retos en la segunda etapa de la transformación
E

n este sexenio, México ha experimentado una transformación histórica, marcada por un cambio político hacia la justicia social que ha propiciado un desarrollo integral en nuestra nación. Frente a las próximas elecciones, es imperativo consolidar los principios y caminos que han permitido un impacto tan significativo. Es esencial fortalecer las rutas políticas que han conducido a estos cambios, especialmente aquellas que reivindican el papel crucial de la clase trabajadora en la producción y prosperidad del país.

Los trabajadores mineros del Sindicato Nacional de Mineros, que me honro en presidir, son un ejemplo destacado de la importancia económica y social de la fuerza obrera en México. Su contribución eficiente en la producción de carros y locomotoras, como en el proyecto del Tren Maya, es un claro ejemplo de cómo su labor impulsa el desarrollo nacional. Sin embargo, también destacan en la lucha por la justicia, enfrentando desafíos inconmensurables. Hago referencia a los 17 años de resistencia y huelga en las minas de Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas, y Taxco, Guerrero. Nuestros compañeros mineros han mantenido su dignidad de manera sobresaliente, enfrentando agresiones sistemáticas y las continuas violaciones a sus derechos laborales; y tragedias como el homicidio industrial de Pasta de Conchos, que aún esperan por justicia tras 18 años de este acto tan vil e impune.

La agenda laboral para 2024-2030 debe abordar estas deudas históricas, dignificando el trabajo y garantizando condiciones justas para los trabajadores y para cada una de sus familias. Las reformas, como la de las pensiones, que buscan asegurar un retiro digno, y la reducción de la jornada laboral a 40 horas, son pasos indispensables para garantizar el bienestar y desarrollo integral de la clase trabajadora.

Asimismo, es crucial fortalecer la formación de cuadros políticos, laborales y sindicales comprometidos con la continuación de esta transformación, aquellos que mantengan la esencia y los principios en la lucha por la dignidad y la justicia, y no sólo entes que representen los intereses de unos cuantos. Mantener la unidad y lealtad al movimiento es vital para evitar retrocesos y garantizar que los valores y objetivos de la Cuarta Transformación permanezcan intactos. Debemos tener apertura para recibir a todo aquel que desee sumarse al cambio, pero con firmeza y conguencia cuando se trate de defender el bienestar del pueblo mexicano.

En esta nueva etapa, reafirmo mi compromiso con México y mi convicción de que estamos en el camino correcto. La lealtad y trabajo de los mineros están alineados con el proyecto de la doctora Claudia Sheinbaum, conscientes de que juntos seguiremos construyendo una sociedad más justa, próspera y equitativa para todos. La tarea de fortalecer las rutas políticas que nos han llevado hasta aquí es un deber ineludible en nuestro camino hacia un futuro mejor para el país. En definitiva, la segunda etapa de la transformación está en marcha.

Es fundamental reconocer que los grandes avances y la consolidación del mundo laboral son un imperativo económico, al igual que un aspecto central de la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Los trabajadores son el motor que impulsa el progreso de nuestra nación, y su papel debe ser valorado y respaldado en todos los niveles políticos y sociales.

Además, debemos recordar que la justicia laboral y sindical no es sólo una aspiración, sino un derecho sustancial que debe ser garantizado para todos los trabajadores. Es inaceptable que existan casos de abuso, explotación o negligencia en el ámbito laboral, debemos trabajar incansablemente para erradicar estas injusticias y asegurar condiciones dignas y seguras para todos.

En este sentido, es crucial que los auténticos y democráticos líderes políticos y sindicales asumamos con valor y compromiso la defensa de los derechos de la clase trabajadora, el fortalecimiento de las instituciones y los mecanismos que garanticen su protección y bienestar. Sólo así podremos construir un futuro en el que cada persona pueda trabajar con dignidad y alcanzar su máximo potencial en beneficio de toda la sociedad.