La poesía de nuestros pueblos es una mina de oro
Miércoles 21 de febrero de 2024, p. 4
La poesía indígena es una herramienta poderosa de lucha y denuncia, pues a través de ella se reflejan metáforas vigentes de la sociedad, coinciden escritores latinoamericanos en lenguas originarias de México, Perú y Guatemala.
En el Día internacional de la Lengua Materna –instaurado el 21 de febrero por la Unesco– cuatro poetas explicaron a La Jornada la importancia que tiene este género literario para promover la continuidad de la diversidad lingüística y cultural a escala mundial, el desarrollo personal y cognitivo de los individuos, además de las vicisitudes a las que se enfrenta.
La escritora Alma Delia Cuevas Cabrera (Benito Juárez, Michoacán, 1972), licenciada en geografía por la Universidad Autónoma del Estado de México, se define como una poeta apasionada por los pueblos originarios, la mujer, la cultura y la ecología.
Artífice del sello Ediciones Voces Nuestras, la autora ha promovido varias iniciativas, entre ellas el proyecto Entre ellos ni una lengua más extinta, ni un universo perdido, cuya finalidad es preservar las lenguas originarias de México y el mundo mediante antologías y relatos cortos, en los que artistas, poetas y escritores de distintas latitudes pueden formar parte de este legado.
“Desde mi niñez escuchaba las lenguas mazahua y otomí. Entrevistaba a hombres y mujeres para conocer más detalles de su cosmología, entre otros signos que podrían evidenciar el pensamiento antiguo y milenario de tantas lenguas que aún persisten.
“Demasiadas personas se empeñan en referirse como ‘dialectos’ a nuestras lenguas originales, lo cual es una forma despectiva de minimizar el conocimiento de los nativos por parte de sus colonizadores.
México es un país multilingüístico con 69 lenguas nacionales, aunque la mayoría de ellas está en peligro de extinción. El esplendor de las lenguas maternas siempre está presente, sólo se requiere un poquito de interés para traducir el significado profundo de las palabras. En las lenguas originarias se puede hallar una riqueza inagotable y un legado universal.
La poeta y traductora en tsotsil Susana Bentzulul (San Juan Chamula, Chiapas, 1995) puntualiza que la poesía es un arma eficaz que cumple con dos objetivos: Denunciar cualquier situación atípica, incluidas las violencias y prácticas patriarcales ocultas en las normas comunitarias, además de fomentar la lectura y la escritura
.
Tenbilal antsetik (Mujeres olvidadas) es la ópera prima de la joven feminista, en la que se evidencian los olvidos que sufren las mujeres indígenas. Al mismo tiempo es un poderoso poemario de denuncia y un acto de resistencia ante la hegemonía lingüística
, se advierte en la introducción.
Bentzulul añade que aun cuando México tiene 69 lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas, su sociedad tiene mucho por reflexionar en el tema de la lengua materna, pues prevalece la indiferencia en ese rubro, sobre todo porque no se dan cuenta de que también existimos
.
Expresión política
Oriunda del territorio Kitu Kara, asentado en Quito, Perú, la poeta y promotora cultural Sarawi Andrango (1983) reúne en su lírica la cosmogonía y filosofía del pueblo indígena kichwa, presente en la cordillera de los Andes y la Amazonía.
“La poesía y la literatura de nuestros pueblos son una mina de oro porque en ellas se documentan las luchas, las alegrías, las tristezas y las realidades geográfica y territorial. Involucrarse con una lengua originaria a nivel literario es muy difícil. Sin embargo, el éxito no sólo depende de la publicación de un ejemplar, sino del legado que representa para las futuras generaciones.
“Hay muchas personas aficionadas al arte que con su ‘mirada folclorizante’ admiran nuestra forma de vestir, hablar, dibujar o de escribir. Pero cuando el indígena escribe poesía política para exigir sus derechos, ésta ya no suele gustar, por ende, se reducen sus espacios de expresión.”
Reconocido en 2009 con el Premio Nacional de Literaturas Indígenas B’atz, Miguel Ángel Oxlaj Cúmez (Comalapa, Guatemala, 1978) asegura que los poetas suelen tener una sensibilidad y solidaridad hacia las desigualdades y tristezas humanas.
“Por medio de mis textos (en maya kaqchikel y en castellano) rememoro la cosmogonía, la cosmología, la cosmovisión, así como las prácticas y saberes de mi pueblo. Sus luchas de 500 años y su esperanza para vivir en paz y coexistir con los demás.
“Vivimos en un contexto global de menosprecio hacia las lenguas y pueblos indígenas. Suelen vernos como atracción turística y, en contextos específicos, como un mal innecesario.
En Guatemala hay 24 lenguas indígenas, la mayoría en peligro de extinción. Bajo ese escenario, ¿quién pensaría, siquiera, que los indígenas también tienen soluciones pragmáticas para las múltiples crisis que vive la humanidad?
, concluye.