La deforestación ocasionada por múltiples desarrollos inmobiliarios en zonas boscosas, el establecimiento de alrededor de 250 embalses privados sin permisos oficiales, las descargas de aguas residuales sin tratamiento, el incremento de huertas de aguacate en Michoacán sin aval de cambio de uso de suelo y la alteración del clima afectan la existencia de agua en la presa Valle de Bravo, en el estado de México.

Esto señala Samantha Namnun, del Observatorio Ciudadano de la Subcuenca Valle de Bravo-Amanalco, mientras el embalse, que es el más grande del Sistema Cutzamala y abastece a una tercera parte de la población del valle de México, se encuentra en sus niveles históricos más bajos, con un almacenamiento de alrededor de 30 por ciento, 53 por ciento por debajo del llenado promedio para la fecha.

Esto ya no sólo perjudica el envío de agua al valle de México, sino que en la zona ya ocasiona efectos negativos; al menos 3 mil personas dependen de actividades relacionadas con la presa, como es el caso de los prestadores de servicios turísticos.

En ese problema inciden una suma de factores, entre los que está el cambio climático que ocasiona la sequía; ya van casi tres años sin las lluvias requeridas y que alimentan a los caudales que llegan el embalse y esto lleva a que a las presas ingrese menos agua de la que se extrae para el Sistema Cutzamala, con la consecuencia de bajos almacenamientos.

También está la mala planeación de la infraestructura inmobiliaria. El municipio ha crecido mucho desde la apertura del ramal Valle de Bravo y no se evalúa la capacidad de carga, a pesar de que está dentro de un área natural protegida federal, indica Namnun.

En varias zonas forestales estaban restringidos los usos inmobiliarios, se han ido abriendo y se ha removido cobertura forestal, hay menos bosques, menos filtración de agua, y está el tema del arrastre desedimentos, que al tener una falta de suelo fértil se van a la presa y ésta tiene más lodo, sin dejar a un lado los contaminantes que vienen de río arriba, relacionados con la agricultura o poblados que descargan en el embalse.

Estima que hay unos 250 cuerpos de agua identificados en el municipio, muchos sin autorización de impacto ambiental, lo cual es preocupante porque los efectos acumulativos no se pueden medir, no se sabe cuánta agua deja de llegar a la presa por esos embalses. Además, se hace una deforestación masiva en la cuenca alta, en la región de Michoacán, para la siembra del aguacate y la papa, para lo cual se requiere mucha agua y fertilizantes, lo cual también causa un impacto importante, indica.

La gente en Valle de Bravo necesita del turismo, muchas marinas no tienen el agua enfrente, viven de tener las lanchas de usuarios, de los que van a consumir, están las comunidades sin agua, sus manantiales se van secando, muchas colonias tienen recortes, no hay acceso todos los días al líquido. Hay muchos conflictos.

El Observatorio Ciudadano de la Subcuenca Valle de Bravo-Amanalco y otras organizaciones presentaron una petición a la Comisión de Cooperación Ambiental para que realice un expediente de hechos por presuntas violaciones del gobierno mexicano a la legislación ambiental.

El gobierno respondió que no hay omisiones, aunque el secretariado recomendará a los ministros de Medio Ambiente de América del Norte que se abra el expediente, ya que, por ejemplo, la parte mexicana señala que no hay registro de que alguna de las presas instaladas haya sido autorizada, por lo que las que pudieran existir no cuentan con el permiso por parte de la Semarnat.