Para el acto protocolario de su registro, Claudia Sheinbaum eligió un traje formal con el color de su partido, con ribetes y blusa de flores tenues. ¿Se adivina ahí, en las formas, que la siguiente etapa de la cuatroté tiene rostro de mujer? ¿O eso ocurre en el discurso que pronuncia frente a centenares de activistas de Morena y la plana mayor de nuestro movimiento, cuando habla justo de mujeres, pero también enlista asuntos que, para decirlo rápido, no suelen estar en las mañaneras?

En noviembre pasado Sheinbaum enumeró 17 sueños. Ayer, en la soleada plaza de la sede del Instituto Nacional Electoral (INE), y otra vez sujeta a la camisa de fuerza de las reglas de precampaña, enlistó 15 principios generales. Algunos incluyen propiamente la continuidad: gobierno honesto y austero, separación del poder político del económico, soberanía energética y alimentaria. Otros comienzan a dibujar a la presidenta.

Desde la acera de enfrente se ha dicho que, con su paquete de reformas, Andrés Manuel López Obrador ha establecido la hoja de ruta a Sheinbaum. La candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia recibió el pase al reiterar que el próximo primero de marzo, en la misma plaza que este domingo se vistió de rosa, presentará un programa de gobierno que por supuesto incluirá las propuestas dadas a conocer recientemente por nuestro presidente, pero que avanzarán todavía más en la trascendencia de la transformación para un México sustentable y con bienestar. En la continuidad con cambio.

Antes de pasar a sus principios generales, Sheinbaum dedicó varios párrafos al elogio del actual mandatario. Resumió: El nuevo modelo de economía moral genera paz social, estabilidad, crecimiento, inversión privada nacional y extranjera, fortaleza del peso, recuperación de la soberanía nacional, reducción de la pobreza y la desigualdad y el mejoramiento del nivel de vida de la gente. Mejor, imposible.

Y luego siguieron los principios: garantizar las libertades; respetar la diversidad política, social, cultural y sexual; garantizar la igualdad sustantiva de las mujeres; restauración y protección del medio ambiente y los recursos naturales; promover el desarrollo científico y tecnológico, así como los derechos culturales.

El cuadro lo completaron su visión de la seguridad (con el dato que más ha repetido: la reducción a la mitad de los delitos de alto impacto), y un mensaje en clave de nearshoring: inversiones, sí, pero que fomenten el bienestar social y el desarrollo regional.

La nueva etapa de la Cuarta Transformación tiene rostro de mujer, expresó la candidata rumbo al cierre, y los asistentes respondieron con el grito de ¡Presidenta, presidenta!

Estaban ahí unos centenares de activistas de Morena, miembros del sindicato minero y la plana mayor del movimiento; es decir, mujeres y hombres que gobiernan estados, legisladores y líderes, candidatas y candidatos a todos los cargos.

Sheinbaum anunció que dejaba la jefatura de Gobierno hace ocho meses, para dedicarse, en principio, a una campaña interna pletórica de jaloneos, golpes bajos, fuego amigo.

Marcelo Ebrard, su principal contendiente, asistió a uno de sus actos, por vez primera, apenas hace un mes. Y este domingo volvió a estar en primera fila, al lado de las y los gobernadores, de legisladores e integrantes de los equipos de campaña, de candidatas y candidatos a centenares de cargos.

Todas y todos buscaban la foto. Si no la conseguían con la abanderada buscaban otros personajes. Entre los más solicitados, Omar García Harfuch, ex jefe policiaco que va al Senado. Se tomó una con candidatas y candidatos a alcaldes, algunos de ellos priístas apenas en la elección pasada.

Uy, ahí no sumas ni 10 cuadras de tocar puertas, dijo, al mirar esa escena, un brigadista, de los enojados con las candidaturas.

La molestia, por lo escuchado, alcanza a los ganadores.

Camino al evento, Javier López Casarín, del equipo de Ebrard y candidato a la alcaldía Álvaro Obregón –un desconocido en la demarcación según morenistas obregonenses–, se refería así a sus compañeros de lista que buscan ser diputados: No se sabe si nos pusieron piedras para que nos hundan o lápidas para que las carguemos. Ecos y recovecos del plan C en un día de fiesta para la aspirante presidencial.