La vida actual, sujeta al consumismo, ha llevado a labores como el bordado a la extinción, el cual solían realizar muchas mujeres en sábanas, manteles o prendas de vestir.

Lo hacían para su familia y en ocasiones en busca de su propio sustento; actualmente hay quienes han encontrado una forma de vida en el viejo arte de bordar, incluso han llegado a descubrir los beneficios anímicos y terapéuticos de este oficio.

Según Nadia Muciño, de la cooperativa Bastidores y Telares La Esencia del Bordado, con esta actividad se pueden hacer obras de arte, además de que proporciona momentos de paz interior.

A su esposo Luis Alberto González, director de la cooperativa, el bordado le ayuda a disminuir los efectos de la epilepsia que padece.

Para este trabajo la cooperativa usa diseños de pueblos originarios. Nadia recibió la certificación que otorga la comunidad otomí del pueblo de Tenango de Doria, en Hidalgo, para impartir talleres de lo que se conoce a escala internacional y se inspira en pinturas rupestres hallados en la cueva El Cirilo, localizada en ese lugar.

Los demás proyectos que usa la cooperativa se basan en un muestrario de puntadas de tipo español que Nadia ha reunido. Sus clientes pueden encargar manteles bordados con dibujos como los que se elaboran en Tenango.

De la misma forma, recibió la certificación de los otomíes del Valle del Mezquital, en Ixmiquilpan, Hidalgo, para enseñar la técnica que se emplea en esa región; también trabajan con mantas para eventos de organizaciones feministas y reuniones en general. Afamados hoteles les han llegado a encargar manteles de grandes dimensiones.

En los años 60 del siglo pasado, recuerda Luis Alberto, quien es diseñador gráfico, se consideraba que las labores de tejido y bordado encomendadas a las mujeres eran una forma de sumisión al poder patriarcal.

Paradójicamente, en nuestros días algunas feministas reconocen esta tarea como expresión creativa de las mujeres. Así, una organización encargó a la cooperativa mantas con lemas bordados que reivindican los derechos de ellas.

No todo es emplear hilos de colores y aros

La actividad de la cooperativa no se queda sólo en bordar. Luis Alberto diseñó unos bastidores especiales para que las personas puedan trabajar sin sufrir algunos efectos secundarios, como el dolor en las articulaciones.

Asegura que estos soportes, que no solían fabricarse en México, le han dado un mayor impulso comercial a la cooperativa.

Los artículos se anuncian en las redes sociales como soportes textiles, de los cuales la gente solicita de diferentes tamaños, por lo que esta empresa fabrica alrededor de 30 cada mes, con precios que varían entre 200 y 600 pesos.

La cooperativa Bastidores y Telares La Esencia del Bordado fue constituida en junio de 2019. Ofrecen talleres de bordado y la venta de insumos como bastidores y telares en su sede de la colonia Gabriel Ramos Millán, en la alcaldía Iztacalco.

En 2019 y 2021 participaron en el programa Economía Social y Solidaria de la Ciudad de México, de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo.

Por medio del subprograma Creación y Fortalecimiento de Empresas Sociales recibieron un par de apoyos por 180 mil pesos con los que adquirieron una máquina hilvanadora, sierras, lijadoras, caladoras, pistolas de calor, taladros, prensas y palancas.

Para participar en ferias y caravanas compraron una carpa, mesas y sillas; también adquirieron insumos como hilos, telas, maderas y aros.