Washington y Nueva York., ¿Qué estamos esperando?, ¿Qué más necesitamos ver?, expuso el presidente Joe Biden tras el tiroteo masivo en Kansas City durante el desfile y festejo del campeonato del equipo de futbol de esa ciudad en el Supertazón, que dejó a una persona muerta –hija de migrantes mexicanos– y 21 heridos, la mitad menores de 16 años de edad.

El mandatario del país más poderoso del mundo confesaba que él y el resto de la cúpula política no han logrado conseguir lo que él mismo identificó como respuesta a sus preguntas: la valentía política para aprobar una legislación prohibiendo armas de asalto, rifles de alto calibre y más, e implementar procesos de verificación de historiales para evitar que delincuentes adquieran armas de fuego, entre otras medidas.

Los gobernadores de los dos estados que rodean Kansas City, Missouri y Kansas –quienes fueron obligados a irse del festejo al escucharse los disparos– no lograron hacer una sola referencia a la necesidad de limitar el acceso al poder de fuego.

El tiroteo del miércoles fue justo en el sexto aniversario de la matanza en la preparatoria Marjorie Stoneman en Parkland, Florida, que dejó 17 estudiantes muertos –y de la cual surgió un movimiento nacional de jóvenes contra la violencia de las armas encabezado por los compañeros de las víctimas, March for our Lives (https://marchforourlives.org/).

También ocurrió el mismo día del tiroteo masivo en una preparatoria en Atlanta.

Los tiroteos masivos –en los que mueren o son heridos más de cuatro personas– se han vuelto tan comunes que, a la fecha,han ocurrido más que el número de los días del año transcurridos.

Además, la violencia armada no es un problema nuevo en Kansas City: el año pasado, 182 personas murieron por bala, más que el año anterior y un nuevo récord.

A escala nacional, sólo desde el inicio de 2024, un promedio diario de 108 personas han muerto por la violencia con armas de fuego. En 2023, murieron por balas en el país 43 mil 65 personas .

La violencia armada ha creado una nación de zombies, escribe Mike Freeman, un editor de USA Today.

Hablamos de la grandeza de nuestra nación, pero, ¿lo somos, de verdad? ¿Esto es lo que hace una gran nación? ¿Una gran nación permite que cientos de millones de armas fluyan por nuestras calles, armas de guerra, miles y miles muriendo cada año por la violencia del plomo? ¿Eso es verdadera grandeza?

La ira del jefe del Ejecutivo federal, de columnistas, de familias y jóvenes víctimas o afectados es palpable en el país, pero aún cuando el partido de Biden controlaba tanto la Casa Blanca como ambas cámaras del Congreso, no logró que se aprobaran leyes para imponer el necesario mayor control sobre las armas y medidas para reducir la hostilidad letal, ya tan común, que toda escuela debe ensayar qué hacer si alguien irrumpe armado en las instalaciones o sus alrededores.

Más de 400 millones de pistolas o fusiles, entre la población civil

Se calcula que hay más de 400 millones de pistolas o fusiles circulando en este país.

En ese mar de poder de fuego, no sorprende que, como sospecha la policía de Kansas City, en una disputa ya se emplea el instrumento más disponible para solucionarla.

Para el veterano columnista de deportes del New York Daily News, Mike Lupica, la única conclusión es que los tiroteos como este ya son tan estadunidenses como el Supertazón.

Después de señalar que el alcalde de Kansas, Quintin Lucas, comentó antier: Nunca esperábamos esta tragedia, Lupica escribe: “¿Por qué no esperaría una tragedia así sucediera en su poblado? ¿Por qué sorprendería a cualquier persona en este país que este tiroteo con muertos haya ocurrido a seis años exactos desde Parkland?

La diferencia esta vez es que se sintió que alguien abrió fuego contra el Supertazón, que fue el espectáculo más visto a nivel nacional en la historia, y es un evento deportivo y comercial emblemático de Estados Unidos. Y, ahora, los tiroteos también lo son.