laudio Linati (1790-1832), artista parmesano, llegó al puerto de Veracruz el 22 de septiembre de 1825, acompañado de su impresor Gaspar Franchini y con materiales como papeles Bristol de dibujo y Velin de Flandes para impresión, un barril de tinta negro marfil, así como otro de aceite de linaza, una prensa y 52 piedras litográficas para establecer una imprenta de calcografía para mapas topográficos y de arquitectura civil y militar en México.
Debido a la burocracia, el equipo y los materiales estuvieron en la aduana del puerto tres meses. Cuando Linati recibió su prensa y piedras litográficas, sin perder tiempo publicó el primer número del periódico El Iris, primera revista literaria del México independiente.
Al poco tiempo, el impresor Franchini cayó enfermo y murió cuatro meses después. A Linati le resultó muy costosa su enfermedad y fallecimiento; tras perder al operario de la imprenta litográfica y sin apoyo económico, comenzó una serie de acuarelas, dibujos y apuntes sobre México, más tarde se vio obligado a volver a Europa. En 1827 arribó a Bélgica, donde editó el libro Trajes civiles, militares y religiosos de México, que contiene 48 litografías a color inspiradas en los dibujos y acuarelas que Linati realizó en este país, joya bibliográfica que pertenece a una de las colecciones privadas de arte más importantes de México.
Siguiendo el espíritu aventurero del litógrafo italiano y herederos de una tradición de impresores, Christian Bramsen y Francisco Limón lograron traer a México, específicamente a Oaxaca, una prensa eléctrica de litografía J. Voirin, de casi 9 toneladas de acero y hierro, fabricada en Francia en 1909. Entonces se imprimían etiquetas para quesos y vinos. En 1927, cuando se inventó el offset, se dejaron de fabricar y muchas de éstas pasan a la fundición. Se estima que quedan cerca de 30 en el mundo. Después de dos meses de travesía por barco, acompañado de 10 piedras litográficas, la J. Voirin arribó a México en 2016. Un sueño que tuvieron hace 50 años Francisco Toledo (1940-2019) y su amigo Peter Bramsen (1939).
Bajo la dirección del pintor y grabador Francisco Limón se fundó el taller de litografía La Máquina , a unos metros del Templo de Santo Domingo de Guzmán, en la Ciudad de Oaxaca. Peter Bramsen donó de manera generosa una prensa manual de 1830. El traslado de ambas máquinas entre Francia y México se logró con el apoyo de Felipe Tanuz y Guillermo Olguín, y por la intervención de Arturo de León y Arturo Peimbert se estableció el taller de gráfica, materializando lo que alguna vez fue un sueño, gracias a una suma de voluntades.
La prensa litográfica proviene de uno de los talleres de arte más antiguos de Europa, el taller de Grafica Clot, Bramsen & Georges, con una trayectoria de 120 años y varias generaciones de impresores y artistas, donde trabajaron pintores importantes como Asger Jorn, Pierre Bonnard, Christo, Pierre Ale-chinsky, Roland Topor, Man Ray, Antonio Saura y, por México, Francisco Toledo, Carmen Parra, Alberto Gironella, Vicente Rojo, Juan Soriano, José Luis Cuevas, Rodolfo Nieto, Pedro Coronel, Fernando Aceves, Demián Flores y Guillermo Olguín, entre otros.
El proyecto de La Máquina se puede considerar, de una manera romántica, la extensión del taller Clot, Bramsen & Georges, al honrar una tradición de gráfica entre las ciudades de París y Oaxaca.
Francisco Limón (Tehuacán, Puebla, 1965) ha trabajado pintura y grabado en los talleres Contrepoint (antiguo Taller 17 fundado por S. W. Hayter), con el grabador danés Torben Bo Halbrik y con el taller Clot, Bramsen & Georges en París. Ha impartido diversos talleres de grabado en México, Europa y Asia. Su obra ha sido expuesta en Francia, Alemania, Inglaterra, Argentina, Tailandia y Japón.
Este viernes, Francisco Limón presentará su exposición Crudo, que contiene una serie de pinturas al óleo, grabados y esculturas. El texto curatorial de la muestra está a cargo de J. M. Servín, quien explica que Limón dialoga consigo mismo, sin filtros, y Crudo es un manifiesto existencial del desapego y, diría también, desde el desasosiego.