De un reencuentro insospechado en adelante es una historia de amor que sucede en dos tiempos, el más reciente libro de Bárbara Jacobs, en el que recopila una serie de textos que escribió para diferentes publicaciones relacionadas con Vicente Rojo (1932-2021), con quien se casó en segundas nupcias. Se hace acompañar por dibujos del artista creador del logo de La Jornada, seleccionados por Jacobs.

En dos tiempos porque es imposible hablar de Rojo sin mencionar a Tito Monterroso (1921-2003), ya que ambos eran muy amigos, incluso, antes de que Jacobs conociera y se casara con el escritor de origen hondureño, nacionalizado guatemalteco.

Vicente le hizo muchas portadas en Ediciones Era y se querían mucho, dice Jacobs en entrevista con este diario. Además, los matrimonios formados por Jacobs/Monterroso y Rojo/Alba Cama, eran muy amigos, al grado de que si invitabas a una de ellas a comer o cenar, tenías que invitar a la otra porque, si no, nos enojábamos con los anfitriones. También viajamos juntos. Vicente y Alba tenían un departamento muy bonito en Barcelona, alguna vez nos los prestó. Albita, como le decían, y la mamá de Jacobs, tenían una gran amistad debido a su interés por la cocina.

–¿Que le motivó a contar una historia de amor, porque es un tema muy íntimo?

–Hice la recopilación recién muerto Vicente. Dije, me voy a volver loca, hay que hacer algo, entonces me puse a escribir. Estaba desesperada. Para no ayudarle al destino final con mi propia mano, dije: me voy a poner a trabajar.

Vicente había conocido casi todos los textos, dos o tres no porque ya había fallecido. A la hora de escribir la presentación decidí contar mi historia de amor.

En dicha historia hay dos maridos, amigos y cómplices a la vez. La editora Alba Cama falleció en enero de 2003, mientras Monterroso murió el 7 de febrero del mismo año. Jacobs recuerda que recién enviudado Rojo, ella y Tito lo invitaron a comer para distraerlo.

“Un día, Vicente me preguntó: ‘¿Recuerdas el día en que recién enviudó, Tito y tú me llevaron a comer al (restaurante) Cluny, y cuando sacaste el coche del estacionamiento, nos viste a él y a mí caminando del brazo por avenida de la Paz? ¿Sabes qué me dijo Tito, textualmente, en nuestra breve y que sería la última reunión? Lo cito: Vicente, yo ya me voy a morir (de hecho, murió exactamente al mes de Albita): te encargo a Bárbara’. Y le dije: ‘Vicente, sabes qué, qué bueno que le hiciste caso’”.

Muerto Monterroso, Rojo empezó a visitar a Jacobs para darle el pésame. Luego, “salimos a caminar, pero mi mamá me dijo: ‘Se me hace que Vicente ya te ve con otros ojos’. Yo, muy tímida, le respondí: ‘¿lo crees, má?’ Mi papá quería mucho a Vicente porque había estado en la Brigada Lincoln durante la guerra civil española”. El resto es historia.

En la presentación que Jacobs escribió, atribuye a su amigo de toda la vida, el abogado Jorge Gaxiola, el haber hecho este libro, ya que me hizo prometerle que, antes de pedir a Dios que me llevara con Vicente, escribiera la historia de amor, de Vicente y mía, pues era mi responsabilidad hacerlo. Así que estoy cumpliendo con mi promesa.

Agrega que ésta será la primera vez en su vida de escritora que “me atreva a entregar un libro (entre los casi 20 títulos que he publicado, de 1982 para acá, sin contar la plaqueta Un justo acuerdo, de 1979) sin la lectura (dije lectura, no intervención ni nada más. Oh, críticos prejuiciados queridos) de alguien (que, por otra parte, para mí han sido únicamente Tito y Vicente) con autoridad para juzgarlo”.

Jacobs también ha recopilado una serie de ensayos que había publicado aquí y allá desde hace años para un próximo libro titulado De la mano a la luz, que ya envió a Ediciones Era. También ha escrito desde cero otro que aún no entrega.

De un reencuentro insospechado en adelante será presentado el 21 de febrero a las 18 horas en el Centro Social y Cultural Veracruzano, (Miguel Ángel de Quevedo 687, colonia Cuadrante de San Francisco, Coyoacán). El título es una coedición de la Universidad Iberoamericana Puebla, El Colegio Nacional, la Universidad Veracruzana y la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.