n lo que parece ser un momento raro de bipartidismo entre el liderazgo de los demócratas y los republicanos un grupo de senadores estadunidenses han propuesto un proyecto de ley titulado Acta de Emergencia sobre la Seguridad Nacional con un costo de 118 mil millones de dólares destinados a resolver la llamada crisis en la frontera
entre México y EU. La propuesta tiene el apoyo del presidente Joe Biden, quien ha manifestado que, si le otorgan la autoridad legislativa, cerrará la frontera entre EU y México.
Lo primero que llama la atención es que, de los 118 mil millones de dólares autorizados por la propuesta, la mayoría no tiene nada que ver con la frontera: 60 mil millones están destinados para Ucrania, 14 mil millones para Israel, 5 mil millones para aliados de EU en Asia y 2.4 mil millones para los conflictos en el mar Rojo
. El principal consenso que expresa en el Acta de Seguridad es el de seguir financiando las guerras donde participan Ucrania e Israel.
Para tratar temas fronterizos, la ley contempla 20 mil millones para los servicios de inmigración de los cuales el ICE recibiría 6 mil millones para detenciones y deportaciones, lo cual implica un aumento en redadas y deportaciones. La propuesta no incluye ninguna provisión para legalizar los cientos de miles de jóvenes soñadores
que residen en los EU. Tampoco contempla una reforma migratoria para los millones de migrantes en el país. Para resolver el reto que enfrentan estas personas, no hay fondos, ni mucho menos, consenso entre demócratas y republicanos. Pero lo hay para legalizar afganos que asistieron a los EU durante la guerra en su país.
Bajo un plan de activación discrecional
y uno de activación obligatoria
el eje central del Acta de Emergencia es la amenaza de cerrar la frontera
si el número de inmigrantes supera cierta cifra. La activación discrecional contempla el cierre de la frontera sur de EU si el número de inmigrantes supera 4 mil en siete días. La activación obligatoria implica el cierre de la frontera sur de EU si el número de inmigrantes supera 5 mil en siete días o si se eleva a 8 mil 500 en un día. Estas cifras no reflejan la realidad actual en la frontera, donde miles de personas de todas partes del mundo solicitan asilo ante las onerosas condiciones de vida en sus países de origen.
Para Biden y los demócratas su apoyo al Acta de Seguridad implica un completo abandono a las propuestas de su campaña presidencial en 2020. Más aún, la aceptación al acta expresa un regreso a las políticas represivas impuestas por el ex presidente Donald Trump que usó el Título 42 para negar el derecho de asilo a los migrantes. La nueva propuesta del Senado vuele a dificultar el solicitar asilo, expedita las deportaciones y amplía el régimen carcelario, el más grande del mundo, y donde, según un reporte del grupo Médicos por Responsabilidad Social, se practica un régimen de aislamiento. Para lograr su relección, Biden y el liderazgo demócrata apuestan a que pueden adoptar estas medidas represivas apostando que la llamada facción progresista de su partido nunca votara por Trump. Las discusiones en el Senado no incluyeron miembros de la red de congresistas latinos. Lo que no consideran es la posibilidad de la abstención que tomaría la forma de un voto castigo. Sin gran diferencia entre los candidatos sobre temas como migración, Biden podría estar asegurando su propia derrota en las elecciones de noviembre.
¿Cómo llegamos a este punto en la política de EU? Aun antes de la elección de Trump en 2016, el Partido Republicano y gran número de demócratas aceptaban el planteamiento de que la frontera entre EU y México representaba un peligro a la seguridad de EU. Hay que recordar, que el ex presidente Barack Obama militarizó dramáticamente la frontera, incrementó el gasto del departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) y fue quien más inmigrantes deportó, aún más que Trump. Desde la elección de Biden, los republicanos han promovido una campaña donde plantean la existencia de una crisis en la frontera sur que amenaza la seguridad de EU. La campaña asocia a México con el narcotráfico, sataniza al inmigrante convirtiéndolo en factor desestabilizante, permitiendo que Trump acuse a los inmigrantes de contaminar la sangre del país
. La histeria sobre la llamada crisis en la frontera sur ha llegado al extremo de que una encuesta de 4 mil 400 adultos estadunidenses patrocinada por IPSO/Reuters revela que 52 por ciento apoyaba el envío de fuerzas estadunidenses a México para luchar contra los cárteles de las drogas
.
La realidad es que la crisis en la frontera sur es una tragedia humanitaria donde miles de personas buscan escapar condiciones de explotación económica, desastres ambientales, represión política, violencia de género y las consecuencias producidas por la fallida guerra contra las drogas y otros conflictos.
Lo que proponen los senadores demócratas y republicanos no es una reforma migratoria que aborde los problemas que enfrentan miles de inmigrantes en la frontera o regularice el estado de los millones que ya residen en EU. El cierre de la frontera, aun cuando temporal, agravará las condiciones de los inmigrantes e implica que miles tendrán que buscar refugio en México bajo condiciones inhumanas. Mike Johnson, el líder de la cámara baja, anunció que el proyecto de la ley no avanzará
. Él prefiere destituir al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, un proceso teatral que, al igual que la Acta de Emergencia sobre la Seguridad Nacional, no cambiará la situación en la frontera.
Biden repite el error de Lyndon Johnson que en los años 60, obsesionado con la guerra en Vietnam, sacrificó su agenda doméstica y su carrera política. Biden parece dispuesto a seguir este camino dando la espalda a la coalición política que lo eligió para financiar las guerras en Ucrania y Palestina. En la Casa Blanca y el Congreso las necesidades del imperio pesan más que los derechos de los más necesitados.
*Profesores eméritos, Departamento de Historia, Pomona College