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Cierra exhibición de Francisco Castro Leñero con presentación de catálogo

Su obra llama a la contemplación, no tiene que ver con contingencias ideológicas ni es políticamente correcta, destaca la curadora

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▲ Desde la izquierda: el escritor Juan García Ponce, el artista José Castro Leñero, el escultor Gabriel Macotela (arriba) y los pintores Francisco Castro Leñero y Manuel Felguérez.Foto Rogelio Cuéllar
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de enero de 2024, p. 4

La exposición Francisco Castro Leñero: Una lógica de la belleza, montada en el Museo del Palacio de Bellas Artes, llegó a su fin con la presentación del catálogo de las 66 obras incluidas, entre pintura, instalación, grabado y dibujo, que abarcan de 1980 a 2021. Desde el 13 de septiembre pasado hasta el 16 de enero, la muestra recibió más de 130 mil visitantes, expresó Alejandra de la Paz, directora del recinto. La publicación fue posible gracias a la Fundación Mary Street Jenkins, que tiene una década de apoyar las ediciones del museo.

En ese acto, celebrado en el área de murales, Sylvia Navarrete, curadora de la exhibición, dijo que éste fue un proyecto sin precedente, ya que la última exposición de Castro Leñero (1954-2022) en México había sido en 1999, en el Museo de Arte Carrillo Gil. Es decir, casi la mitad de la obra expuesta era prácticamente desconocida por el público.

Tampoco existía realmente un libro sobre el artista a pesar de la carrera tan seria de Paco y de la inmensa fortuna crítica que tuvo desde muy joven, que empezó con el escritor Juan García Ponce. En 2007 el Taller Gráfico Bordes publicó un pequeño libro que retomó el ensayo escrito por Osvaldo Sánchez para la muestra del Carrillo Gil, mientras la Universidad Autónoma del Estado de Morelos le dedicó el número 14 de sus Cuadernos híbridos.

Otro reto consistió en hacer una exposición atractiva y comprensible para el gran público en la medida que la obra de Francisco llama a la contemplación, no tiene que ver con contingencias ideológicas. Tampoco es políticamente correcta, indicó Navarrete.

Al hacer su investigación en los archivos resguardados en el taller de Castro Leñero, la curadoraencontró numerosos textos de su autoría que son testimonios de su vocación como educador. (Fue maestro de dibujo de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ahora Facultad de Artes y Diseño.) Navarrete, de hecho, propuso se incluyera en el catálogo una selección de sus textos, en vez de invitar a escribir a un crítico.

El catálogo, al igual que la exposición, se concentra en la pintura degran formato de Castro Leñero, a lavez que muestra esa evolución tanpaulatina de Paco, de una geometríamuy precisa, a formas más volátiles, de una paleta sobria y bastante opaca, a transparencias y, finalmente, una explosión de color.

Jaime Moreno Villarreal, escritor especializado en temas de arte, se refirió a Castro Leñero como culto, leía literatura y poesía. A fin de saber qué libros tenía, solicitó permiso a la familia para regresar al taller del artista. Para sorpresa suya encontró colgado en la pared, detrás de la computadora, un retrato de Joseph Beuys pintado por Castro Leñero como una especie de figura importante en su manera de ver el arte y la vida.

Agregó: “Para Paco, Beuys no era un artista antimoderno. Paco, como artista contemporáneo, suponía que en Beuys había cristalizado el espíritu del arte moderno. Concebía el performance, la instalación, la acción artística, como parte del modernismo. Reconocía que el ímpetu revolucionario de las vanguardias, de artistas que buscaban decodificar su presente y transformarlo, estaba representado en nuestra época por Beuys, sobre todo”.

Uno de los textos de Castro Leñero incluido en el catálogo, Introducción de la expresión en el dibujo, es una especie de obra teatral. Siento que es Paco en la clase que daba. Fue alguien que luchó constantemente por el mejoramiento de la educación en la escuela. Consideraba que el dibujo era fundamental y debía tener más presencia. Como no le hicieran caso, abrió un curso libre de dibujo en el que aportaba el papel y los materiales.

Moreno Villarreal recordó que Beuys también fue profesor en Dusseldorf y abría sus cursos a oyentes. En una ocasión armó una revuelta en la escuela porque 16 estudiantes habían sido rechazados. El plantel finalmente los aceptó, pero despidieron a Beuys. Paco sufrió por haber abierto su taller. Fue uno de tantos rechazos que vivió como profesor.

El artista Sergio Ricaño inició su amistad con Castro Leñero precisamente en ese taller libre de dibujo: Paco fue un gran artista, muy entregado a su labor, a la vez que era una persona muy consciente de su responsabilidad social. Juntos crearon TACO Talleres de Arte Contemporáneo.

Actualmente director de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, Ricaño contó que al principio del presente siglo su amigo sintió cierto abandono hacia sus contemporáneos. Me hablaba de un catálogo que recuperara su labor y la de sus colegas. Siempre le comenté que no necesitamos esperar a que la institución ayude, sino, más bien, cada artista debe generar las circunstancias necesarias para su reconocimiento con base en nuestro esfuerzo generacional.

Ricaño hizo votos con el fin de que la presente publicación sirva como punta de lanza para que esta generación resurja y podamos entender cierto momento del arte mexicano que no se ha revisado. Esa es una deuda que se tiene.