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Casa Wabi, una década de fomentar experiencias de estimulación artística
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de enero de 2024, p. 3

Con el fin de celebrar una década de existencia, la fundación de arte Casa Wabi inaugura el primero de febrero una exhibición en el Colegio de San Ildefonso, en la que dará a conocer sus programas artísticos y sociales, entre otras actividades programadas para festejar la efemérides, que se cumple en octubre de 2024.

También se abrirán exposiciones en sus tres sedes: Puerto Escondido, Oaxaca; colonia Atlampa, Ciudad de México, cuyo edificio fue inaugurado en febrero de 2023, y Casa Nano, en Tokio, para residencias de artistas mexicanos en Japón. En su espacio principal, en la costa del Pacífico, la muestra anual corresponderá al escultor jalisciense José Dávila (Guadalajara, 1974).

En 10 años han sido beneficiadas cerca de 210 mil personas de manera directa con los programas de Casa Wabi, en especial las comunidades de Puerto Escondido, señaló en rueda de prensa Carla Sodi Ambrosi, directora general de la fundación.

Estos programas consisten no sólo en las residencias artísticas, sino también en proyectos comunitarios de talleres de barro y cine, así como la Biblioteca Móvil de la Costa.

Casa Wabi fue fundada por el pintor y escultor Bosco Sodi, a raíz de una residencia artística en Japón. Su interacción con una cultura diferente lo impactó como artista y persona. Ya con la idea de hacer algo para retribuir al país, por azares del destino Sodi conoció al arquitecto japonés Tadao Ando (Osaka, 1941), con quien empezó a concebir la Casa, cuyo nombre proviene del concepto japonés wabi-sabi, parte fundamental de la estética nipona, que consiste en buscar la perfección de la imperfección.

Siempre se supo que iba a haber artistas en Casa Wabi, aunque no estaba claro cómo sería el trabajo en ese espacio. Surgió, pues, la idea de crear residencias en las que los artistas tuvieran que hacer un trabajo comunitario. Actualmente, acuden allí entre seis y siete grupos de residentes al año, cada uno de cinco o seis personas. Más que retribuir a las comunidades locales, establecen un diálogo horizontal, ya que nadie enseña nada a nadie, señaló la titular de la fundación sin fines de lucro.

Visitas escolares, con gran alcance

Desde un primer momento se buscó el acercamiento con las comunidades circundantes y desde diferentes perspectivas, detalló Juan Pino, director de residencias y proyectos comunitarios. El de taller barro fue el primero en arrancar. Se hacía una pieza, se horneaba y se devolvía a la persona.

Ahora, las visitas, por ejemplo, de grupos escolares, tienen más alcance, ya que incluye una proyección de cine, una charla sobre arquitectura y una visita a los jardines. Es decir, durante cuatro o cinco horas el grupo en cuestión se envuelve en estímulos artísticos.

La Biblioteca Móvil de la Costa ha sido de lo más exitoso, especialmente durante la pandemia de covid 19. Forma parte de los proyectos de lectura que apoya la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

En 2024, se publicará la segunda edición, actualizada, del libro Casa Wabi, ya que ha crecido estructuralmente. El primer pabellón se llama Atlantes, conformado por ocho hileras cada una de ocho cubos, para un total de 64 cubos de ladrillos. Cada cubo mide 200 centímetros cuadrados. Los demás pabellones son Barro, Pollos y Composta. Está por abrirse el pabellón Hongos. Como sus nombres indican, todos tienen un uso específico.

Se asume como curador de la fundación Dakin Hart, quien hace el mismo trabajo en el Museo Noguchi, en Nueva York.