Jueves 4 de enero de 2024, p. 7
En marzo próximo vence el plazo para la sustitución, en el agro mexicano, del herbicida glifosato, considerado probable cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El gobierno federal ha presentado 12 alternativas al químico y los desarrolladores de bioinsumos aseguran estar listos para participar en el proceso; al mismo tiempo, los grandes productores mantienen su rechazo a la medida y afirman que llevará a una caída en la producción de alimentos y encarecerá los costos.
Asociado a la siembra de transgénicos, como el maíz y la soya, desarrollados por Monsanto, ahora propiedad de Bayer, el glifosato también se utiliza para eliminar maleza en cultivos como maíz, cítricos, aguacate, pastos y sorgo, explica Manuel Gómez Cruz, coordinador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral de la Universidad Autónoma Chapingo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador emitió dos decretos para la eliminación gradual del uso del glifosato, uno en diciembre de 2020 y otro en febrero de 2023. Desde 2021 comenzó una reducción gradual de las importaciones del herbicida y a partir del primero de abril se prevé la cancelación total de su aplicación.
Según el artículo cuarto del decreto presidencial del 13 de febrero pasado, las dependencias federales, como el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología y la Semarnat, debían disminuir las cuotas de importación, además de definir alternativas sustentables y seguras para la salud.
El herbicida glifosato es utilizado en el país desde 1980, está arraigado en las prácticas agrícolas, aunque hay productores que han empezado a aplicar alternativas técnicas y bioinsumos que han dado resultados, pero éstas enfrentan presiones internacionales y empresariales para que su uso se mantenga, sostiene Gómez Cruz en entrevista.
Hay más de mil artículos científicos que demuestran los problemas del glifosato en la salud y al medio ambiente, Bayer argumenta en sus artículos científicos que no hay problema, pero en Estados Unidos hay cuatro demandas importantes de gente con cáncer a causa de la sustancia y las han ganado
. Hay documentos probatorios de que Monsanto ya sabía de los daños de su producto en la salud, y aun así lo siguió vendiendo, por eso en las cortes estadunidenses ya perdió
, menciona.
Agrega que Monsanto, a pesar de las demandas, sigue vendiendo glifosato para 122 millones de hectáreas a nivel mundial; en algunos casos se utiliza cuatro o cinco veces al año. Es un gran negocio. En contraste, dice, hay 73 millones de hectáreas que no utilizan ningún agrotóxico, entonces se puede producir en millones de hectáreas sin esta sustancia
.
El Consejo Nacional Agropecuario, que agrupa al sector agroexportador del país, ha manifestado su rechazo a eliminar el glifosato; Luis Eduardo González, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, considera que si existen tales sustitutos, no son sustentables ni viables económicamente.
El glifosato es el herbicida más económico, de mayor uso a nivel mundial; más de 160 países lo aplican, y lleva más de 40 años en el agro; ayuda a minimizar el impacto del uso de maquinaria y reduce emisiones
, argumenta. La Unión Europea acaba de dar su aval para 10 años más de uso del herbicida en la región. En México, la prohibición denota la falta de argumentos técnicos y científicos
.
A partir del primero de abril las reglas del decreto establecen la suspensión del uso, y los inventarios se irán agotando, (pero) puede haber importaciones ilegales; no hay quien vigile las fronteras
, advierte González.