Juan Carlos Valverde Plata, trabajador de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), asesinado el 28 de noviembre frente a la institución, donde trabajaba desde hace 17 años, era técnico superior según el tabulador; en los hechos era el chofer de la subdirectora de Administración del Agua, Norma Angélica Espíndola Díaz.

Ese día, cerca de las 23 horas, fuera de su horario laboral, trasladaba a la funcionaria, cuando de forma inusual –señala su familia, ya que él nunca lo habría hecho por su voluntad– bajó del vehículo oficial para defender a una mujer que era golpeada por un sujeto y ahí fue atacado presuntamente con un arma blanca. Posteriormente el atacante fue detenido.

Todavía no hay acceso a la carpeta de la investigación, pero se observan irregularidades en la relación del trabajador con la Conagua, como los hechos de que a deshoras laboraba para la funcionaria, con quien estaba adscrito desde el 1º de agosto, incluso debía presentarse sábados y domingos, explicó el abogado de la familia, Alejandro Cruz.

Señaló que se han divulgado imprecisiones sobre los sucesos de esa noche, que ocurrieron ante la sede de la dependencia; que Valverde trasladaba a Espíndola en una camioneta de la Conagua y que en ningún momento intervinieron los vigilantes de la institución, ni la subdirectora les pidió su apoyo, a pesar de que estaban cerca.

Agregó que la funcionaria de Conagua dijo a la esposa del trabajador que no recordaba los hechos, pero se retiró del hospital para ir a declarar al Ministerio Público. Además el médico que atendió a Valverde en el hospital dijo a la esposa de éste que fue herido con un algo muy fino, pero ella observó muchos golpes en la cara.

De acuerdo con la Conagua –a la cual se pidió el dato del cargo formal del trabajador, pero no respondió–, la dependencia ha aportado elementos de prueba requeridos, a fin de que los hechos no queden impunes, así como brindado apoyo solidario a la familia de Valverde Plata.