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Que no sea en vano
E

n el año 2000, el compositor austriaco Georg Friedrich Haas (1953) compuso la obra titulada In Vain (En vano), para 24 instrumentos, como respuesta-comentario-advertencia al inquietante ascenso de la ultraderecha (representada por el siniestro Jörg Haider) en el espectro político y social de Austria. Desde su estreno mismo, la pieza ha sido señalada como una de las más importantes creaciones musicales de nuestro tiempo, y no me parece producto del azar que José Luis Castillo haya decidido presentar In Vain hace unos días en Bellas Artes, al frente de una formación ampliada del Ensamble del Cepromusic. Asociado con importantes corrientes del pensamiento musical contemporáneo, destacadamente el espectralismo, Haas ha declarado abiertamente su intención de escribir música de alto impacto emocional, dejando de lado las tendencias intelectualistas de muchos de sus colegas. Y, ¡vaya que In Vain es una pieza profundamente emotiva!

Como es el caso con la música toda, no es fácil describir In Vain con palabras; más difícil aún es intentar comunicar y compartir las potentes sensaciones que produce su audición. La referencia enciclopédica a Haas como continuador de la escuela espectralista se hace presente muy pronto en esta enorme partitura suya: tan personal e individual como es, se perciben en ella sombras fugaces, pinceladas tenues (y, en algunos casos, claras analogías) a momentos diversos de la producción de los espectralistas mayores: Tristan Murail y Gérard Grisey; pero también deambulan por esta impactante marea sonora los espíritus de compositores como György Ligeti y Kaija Saariaho.

Con el uso intensivo y exhaustivo de los recursos que ofrece esta orquesta de cámara grande (o pequeña sinfónica, según el enfoque), Haas construye una miríada alucinante de timbres cuya combinación va mucho más allá del adjetivo caleidoscópico. A la creación de esta insólita paleta de colores para el oído contribuye de manera particular la presencia del acordeón, el arpa y una diversificada batería de percusiones. Sobre todo en las páginas iniciales de In Vain, se aprecia como una de sus muchas líneas de conducta la eficaz yuxtaposición de veloces torbellinos de sonidos sobre largas notas tenidas. Haas construye también apretadas micropolifonías, sustentadas en algunos pasajes en el uso de microintervalos y coloreadas con la aparición esporádica de algunas escalas de armónicos naturales en los instrumentos.

Otro elemento constructivo y expresivo destacado en esta gran obra de Georg Friedrich Haas es el poderoso y elocuente uso del silencio. Esta presencia intensa del silencio destaca y se perfila de manera especialmente notoria en una época en que la música, toda ella, está invadida por el ruido y por los decibeles superfluos. En el caso de In Vain, además, el silencio es doble: silencio para los oídos, y silencio para los ojos; varios pasajes especialmente intensos de la obra se ejecutan en oscuridad total, lo que potencia significativamente su impacto.

Entre los numerosos atractivos de In Vain está la presencia, sólidamente integrada al discurso general de la música, de algunos efectos sicoacústicos notables, entre los que destaca la construcción de largos pasajes en los que la música va descendiendo paulatinamente de registro, en una pendiente al parecer interminable. De hecho, este es el recurso que Haas utiliza para la conclusión de la obra: la música se despeña en una espiral sin fin, y muere súbitamente.

Sí, es posible acceder a In Vain a través del audio y el video pero, como bien señaló José Luis Castillo, esta es una obra que forzosamente hay que experimentar en vivo; tiene razón, porque el resultado sensorial es de inusual potencia y, además, la impresión es duradera. La ardua preparación y la notable ejecución de In Vain, a cargo de Castillo y los miembros del Cepromusic, representan no sólo una de las cimas de la trayectoria de esa institución sino, a mi juicio, el mejor concierto entre los muchos que he escuchado a lo largo de este año que muere. Lástima que se haya programado una sola interpretación de la obra de Haas; el esfuerzo invertido y el resultado obtenido merecían mayor divulgación.