En cinco años, la colaboración del Gobierno de la Ciudad de México y los productores rurales lograron una derrama económica por 421 millones de pesos solamente con el cultivo y comercialización de flor de cempasúchil, nochebuena, romeritos y árboles de Navidad, cuando en la pasada administración el valor total de la producción fue de 170 millones con más de 57 artículos, afirmó la directora de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, Columba López Gutiérrez.

Al participar en la jornada de análisis y debate La 4T y el Desarrollo Rural, en la Universidad Autónoma Metropolitana, la funcionaria aseveró que además de los apoyos directos a los productores por medio del programa Altépetl Bienestar, la dependencia ha puesto especial énfasis en generar alternativas de comercialización mediante ferias, festivales, caravanas de productores, así como la creación de rutas agroturísticas que permiten que se comercialice directamente con los consumidores.

En su participación, López Gutiérrez expuso algunos resultados obtenidos por la institución en lo que va de la actual administración y que se enmarcan en una nueva visión en la gestión del agua, los recursos naturales y los territorios dentro de las medidas integrales orientadas a la mitigación y adaptación al cambio climático que se adoptaron a partir de 2019.

En materia hidrológica, resaltó las acciones en la zona lacustre de la ciudad para la recuperación de los cuerpos acuíferos, como la reapertura y reconexión de 50 kilómetros de canales, que se realizó de manera artesanal por brigadistas del programa Altépetl, la limpieza de 651 kilómetros de la red canalera, así como la rehabilitación de más de 2 mil hectáreas de la red hidroagrícola, principalmente en la zona de Tláhuac.

Resaltó que en el vivero de San Luis Tlaxialtemalco, en Xochimilco, la producción anual de plantas pasó de 200 mil a 10 millones desde 2021, lo que ha permitido realizar la restauración de áreas degradadas en suelo de conservación con 30.8 millones de todo tipo de árboles, desde frutales hasta herbáceas, pasando por polinizadoras, arbustivas, frutillas y magueyes, así como la constitución de 26 áreas de restauración y conservación ambiental comunitaria, que han contribuido a la conservación de recursos naturales con la participación de los núcleos agrarios en su manejo mediante asambleas en las que se definen acciones para su protección, restauración y preservación.

López Gutiérrez agregó que hay desafíos por delante, como consolidar el ingreso a mercados locales diferenciados con precios justos para productos con certificación agroecológica, así como la revitalización de los mercados: queremos comunidades rurales que se conviertan en sujetos activos de su propio bienestar económico.

Se detectó otro más en la armonización de los programas de ordenamiento ecológico en suelo de conservación con los planes de desarrollo urbano que se apliquen en las alcaldías, que dijo es un proceso que se debe construir de la mano con los pueblos originarios, los núcleos agrarios y los asentamientos humanos: está en nuestras manos detener el crecimiento urbano.