Contaminar es un privilegio de ricos en medio de las metas globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que buscan garantizar un planeta habitable. Entre sus hábitos de consumo y movilidad, así como inversiones en industrias contaminantes, el uno por ciento más acaudalado de la población mundial generó en 2019 la misma cantidad de emisiones que los 5 mil millones de personas que componen los dos tercios más pobres, revela un estudio de Oxfam y el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés).

En México se presenta la misma tendencia, uno por ciento de la población más rica contaminó más que 80 por ciento de los habitantes durante 2019, y además entre 2000 y 2019 duplicó sus emisiones de dióxido de carbono, el principal causante del cambio climático, señaló Oxfam en su informe Igualdad climática: un planeta para el 99 por ciento, publicado a unos días del inicio de la cumbre mundial para abordar el cambio climático COP 28, que se realizará en Dubái a partir del 30 de noviembre.

El informe señala que en conjunto, 77 millones de personas que conforman el uno por ciento más rico de la población mundial fue responsable de 16 por ciento del total de emisiones, por encima de lo que generan todos los desplazamientos en coche y el transporte por carretera (15 por ciento, de acuerdo con Our World in Data). A pesar de ser masivo, el consumo personal de los superricos queda eclipsado por las emisiones resultantes de sus inversiones en empresas, que tienen una cuota de entre 50 y 70 por ciento de la contaminación de la cual son causantes.

En 2022, Oxfam llevó a cabo un análisis de 125 multimillonarios; en promedio cada uno emitía 3 millones de toneladas de dióxido de carbono al año a través de sus inversiones, más de un millón de veces más que el promedio de alguien del 90 por ciento más pobre de la humanidad.

Incluso, de esos 125, sólo uno invirtió en una empresa de energía renovable. Y la proporción de inversiones multimillonarias en industrias contaminantes fue el doble que la del inversor promedio.

Limitar el calentamiento global a largo plazo a 1.5 grados Celsius requiere una reducción de 48 por ciento en las emisiones globales totales para 2030, respecto de los niveles de 2019. Sin embargo, en lugar de reducir su huella ecológica, ese uno por ciento de la población mundial duplicó sus emisiones de dióxido de carbono entre 2000 y 2019, mientras 99 por ciento restante las redujo en 30 por ciento.

Las proyecciones del SEI y Oxfam muestran que bajo la tendencia actual, en 2030, las emisiones de consumo per cápita de los superricos del mundo (el uno por ciento) serán 22 veces mayores que el nivel compatible con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados Celsius. En contraste, las emisiones de la mitad más pobre de la población mundial se mantendrán en una quinta parte del nivel compatible con la misma meta de temperatura.

Estas emisiones desmedidas del uno por ciento más rico causarán 1.3 millones de muertes más sobre lo previsto asociadas al calor, señaló el informe.

El caso México

El impacto del huracán Otis en Guerrero afectó a todas las personas, pero perdieron más quienes menos tienen. Es crucial comprender que la crisis climática y la crisis de desigualdad son una sola. Necesitamos recursos para atender la emergencia, y por ello un impuesto a los más ricos es fundamental tanto para atender y mitigar la crisis actual como para reducir las emisiones, sostuvo Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México.