Leonardo Lomelí, el más idóneo de los candidatos para ser rector de la UNAM
n un principio pensé dedicar esta emisión de la columneta a simplemente transcribir el currículo del doctor Leonardo Lomelí, documento que fue factor decisivo para que los 15 miembros que integran la Junta de Gobierno de nuestra, aún nacional y siempre autónoma universidad, lo consideraran el más idóneo de los candidatos para ser rector de esta nobilísima institución. Cuando ya tuve en mis manos ese importante referendo (al que no siempre hay que creerle todo, porque las más de las veces el autor es el propio sujeto de las acciones que se detallan), me di cuenta de que tenía que escoger entre esa sucinta autobiografía o mis comentarios al respecto.
El nuevo rector nació en 1970, es decir que tiene 53 años de edad, 30 de los cuales los ha dedicado a la docencia: primero como ayudante de profesor (1994), luego como profesor de asignatura interino, y en 2001 se convirtió en profesor de asignatura B, definitivo. En la actualidad es profesor titular A, definitivo de tiempo completo. Cuenta además con el nivel D, del programa Desempeño del Personal Académico. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores con la categoría de investigador nacional nivel l. Miembro de número de la Academia de Economía nivel C del Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de tiempo completo.
En febrero de 2010 fue electo por la Junta de Gobierno, como director de la Facultad de Economía y en 2014, ratificado en su encargo. En 2015 el rector Enrique Graue, lo designó secretario general de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Hemos llegado al momento en que una acotación a la tarea de divulgar el currículo del doctor Leonardo Lomelí se torna inevitable. Porque si digo que este maestro universitario ha sido consejero técnico propietario del área de Teorías Aplicadas de la Facultad de Economía y luego agrego que también fue miembro del Comité Académico del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, la gran mayoría (de la inmensa mayoría) de lectores comenzará a sospechar que los martinis han comenzado a perjudicar mis no muy perspicaces entendederas. Y más aún, si agrego: Lomelí Vanegas se desempeñó como secretario técnico y académico de la Asociación de Instituciones de Docencia e Investigación Económica y luego presidente de la Asociación de Facultades, Escuelas e Institutos de Economía de América Latina. Y el colmo: de 2019 a 2022 fue miembro del Consejo Técnico del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Seguramente ustedes, como yo, tienen amigos que en un momento dado de sus estudios profesionales, tuvieron que aceptar haberse equivocado al decidir la carrera en la que se habían inscrito. Algunos, por timoratos, por presión familiar, situación económica y mil razones más, permanecían en la escuela equívocamente seleccionada. La mayoría nunca terminaba ninguna de las dos carreras y se convertían en profesionistas mediocres, fracasados o, peor aún, formaban parte de un gabinete presidencial.
Algo que la UNAM no tiene registrado, es el caso de un alumno que, sin renunciar a ninguna de las opciones profesionales en las que estaba comprometido, terminara las dos y, con excepcionales resultados en ambas. Lomelí, a su titulación en la Facultad de Economía agregó, además de una extensa serie de conocimientos y reconocimientos excepcionales, los rangos académicos de maestría y doctorado en historia, otorgados por la Facultad de Filosofía y Letras.
Faltan algunos aspectos bien importantes, sobre ellos iremos informando y comentando. ¿Qué tal sobre los salarios de un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los funcionarios de la universidad, comenzando por la presidenta de la primera y el rector de nuestra entrañable alma mater? ¿Desvergüenza y rapiña, contra honorabilidad? Analicemos, comparemos y consciente y libremente expresemos nuestra opinión.