segundo piso de la transformación
Lunes 20 de noviembre de 2023, p. 4
Claudia Sheinbaum Pardo tomaba notas. Había pedido unas hojas blancas y un bolígrafo escolar. También, con una seña, una botella de agua. Vestida con un traje del color de su partido, que completaban zapatos beige y una blusa con bordados wixárikas, anotaba mientras el desfile de oradores celebraba la entrega de su nombramiento como precandidata única de la alianza encabezada por Morena.
Cuando tomó la palabra, recurrió a la historia, agregó cuidadosamente nombres de mujeres en cada etapa que refirió; hizo un repaso de los males de 36 años de neoliberalismo
; y pasó a defender los logros del gobierno actual en un recuento de ametralladora que cerró así: ¡Sí hay Cuarta Transformación de la vida pública!
Agregó: Sí, falta mucho por hacer, pero se ha hecho muchísimo y, sobre todo, se consolida ese cambio verdadero tan anhelado por el pueblo de México que crea justicia, democracia, derechos y libertades
.
La ya precandidata dedicó también unas líneas a los jóvenes de 1968 y 1971 de quienes somos herederos
; además habló de la biodiversidad y de la rica diversidad cultural
de México, un país maravilloso
.
Unos insistentes gritos desde la galería le pidieron: ¡El otro México, el otro México!
–Sí, ¡de los migrantes! –aceptó.
Resuelto el balance, Sheinbaum pasó a 17 puntos de lo que ha llamado segundo piso de la transformación
. En prevención de sanciones del INE, dijo que no eran propuestas, sino apuntes, sueños, visiones estratégicas
.
Gran parte de los asuntos enumerados tuvo que ver con la continuidad de políticas actuales, aunque también habló de combate al cambio climático, de poner énfasis en la educación, de becas para la niñez y ya, encarrerada, retomó el concepto de humanismo mexicano
y le puso su sello: Se trata de que, bajo el sistema de libre comercio, el Estado siga teniendo un papel fundamental en la vida de la nación, que no renuncie a construir un verdadero estado de bienestar que garantice seguridad, paz y prosperidad
.
¡Presidenta, presidenta, presidenta!
, la interrumpieron una y otra vez.
En la primera fila había tres sillas con el nombre de Marcelo Ebrard. Algunos avezados tomaron los lugares vacíos, por lo que unos minutos antes de que arribara la precandidata, el maestro de ceremonias pedía: Por favor, ayúdenme a ubicar los asientos de los representantes de Ebrard
.
Poco después llegó, en esa calidad, Yeidckol Polevnsky, quien repartió abrazos, uno muy efusivo con el también recién llegado Adán Augusto López, quien tenía un lugar con su nombre en la primera fila del templete, a unos lugares de Sheinbaum, y nunca subió. ¿Por qué? Para que se notara su ausencia
, dijo un veterano político tabasqueño cuando el acto había concluido.
Pese al desaire, Sheinbaum mencionó por sus nombres y agradeció a las cinco personas con las que compitió en el proceso interno de Morena y sus aliados. En las dos filas de sillas colocadas en el templete estaban los principales dirigentes del partido, las gobernadoras y gobernadores (la que recibió más aplausos, por mucho, fue la mexiquense Delfina Gómez), las ocho personas que recién se hicieron de las precandidaturas y los representantes de fuerzas aliadas.
Abajo, en la primera fila, colocaron una silla justo frente a la precandidata, con el nombre de Arturo Z. Ahí llegó, naturalmente, el ex ministro Arturo Zaldívar, sin duda el personaje a quien más le solicitaron fotos (seguido de Hugo López-Gatell y Omar García Harfuch, en ese orden).
–Todo un rockstar –le comentó alguien.
–Es nada más porque vengo llegando –respondió el ex presidente de la Suprema Corte.
García Harfuch y Clara Brugada intercambiaron saludos cordiales y la promesa de una reunión venidera.
–¿La política sí era como la imaginaba? –se preguntó al ex secretario de Seguridad capitalino.
–Sí. Los policías desde jóvenes tratamos con mucha gente. Pero entre nosotros no hay eso de la famosa grilla, somos más directos, un sí es un sí y un no es un no.
–¿Va a hacer campaña con Clara Brugada?
–Claro, le vamos a ayudar en todo lo que podamos.
Se cantó el Himno Nacional y vino una despedida larga. Afuera, el vestíbulo del WTC estaba repleto de sombreros de la Tierra Caliente de Guerrero. Quienes los portaban llevaban también playeras negras con la silueta de un toro. En medio de la pequeña multitud, el senador Félix Salgado Macedonio se dejaba querer.
Ya habrá tiempo para Acapulco
, cerró alguien la tarde.