Palenque, Chis., El Templo de las Inscripciones de la zona arqueológica de Palenque se ve desde las cercanías del aeropuerto ubicado a unos 10 kilómetros del sitio y próximo a la estación del Tren Maya, cuya apertura se efectuará en unas cuantas semanas.

Lo anterior es prueba de que Pakal (importante gobernante de esa antigua urbe) quiso dejar huella, no sólo en la ciudad, sino en el paisaje, por eso es uno de los edificios más icónicos; su descubrimiento fue toda una odisea, dijo a La Jornada el arqueólogo Carlos Varela Scherrer, colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque.

En la que fuera la antigua La-kamha’ se han detectado alrededor de mil 500 estructuras, de las cuales apenas 30 están abiertas al público, lo que significa un porcentaje muy bajo de exploración, detalló el investigador.

Sin embargo, para los visitantes son llamativos los mausoleos y templos funerarios, así como la historia de este personaje mítico, tan importante para Palenque. En el corredor funerario están la Reina Roja y la tumba de Pakal, donde ahora se desarrolla un plan de monitoreo de condiciones de humedad, temperatura para su mejor conservación.

Edificaciones distintivas

La ciudad maya está distribuida en un eje este-oeste sobre terrazas naturales, de tal forma que desde el centro de la urbe hacia cada uno de esos puntos vas a encontrar conjuntos habitacionales y talleres, detalló Varela, quien añadió que Palenque se caracteriza por la forma de construir. Es uno de los lugares que tiene edificios con bóveda maya de mayor armonía, muy altos, en los que entra mucha luz. La arquitectura fue sumamente refinada, aunada a un manejo muy bueno de los materiales constructivos, como el estuco modelado.

El especialista en zooarqueología relató que en su proyecto doctoral excavó el basurero de la cocina del Grupo IV, donde se tiraban vasijas y otros artefactos domésticos inservibles, así como restos de los animales que consumían en este recinto. A los antiguos mayas les encantaban los pescados; las mojarras eran de sus platillos favoritos, pero también comían tortugas, venados, manatíes, hasta una especie de perro pelón apareció en ese contexto.

Otro de los elementos que destacan en Palenque es el patrón funerario que aporta datos sobre la forma de enterrar en esa cultura: “generalmente, cajones de piedra que eran tapados con lajas en la parte superior. Los individuos eran colocados dentro con sus ofrendas. A veces, sus herramientas cotidianas. A las mujeres se les ha encontrado con agujas de hueso para el tejido.

En ocasiones esas tumbas eran reabiertas para meter más familiares. Hay ejemplos de que las tumbas fueron removidas. Muchas veces, cuando emigraban se llevaban los huesos de sus ancestros hacia otros lados, y esas tumbas quedaban vacías, explicó el investigador, quien dijo estar interesado en cambiar esta idea de que los mayas acabaron con su entorno. Soy más de la postura de que tenían un manejo sustentable, a partir de lo que he encontrado en las excavaciones. Tengo también la teoría de que había piscicultura en Palenque.

Varela destacó que la intervención del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) en la zona tuvo el propósito de realizar trabajos de restauración, conservación e investigación en áreas que no habían sido intervenidas, para que tuvieran un impacto para la visita pública, como el grupo habitacional IV, el Palacio y el Templo de la Cruz Foliada.

En esa línea se realizó una excavación en el basamento de esa última estructura que permitió dilucidar si había sido construido en una etapa por el hijo de Pakal, el gobernante más conocido de este señorío.

En busca de los hijos de Pakal

El resultado fue el conocimiento de qué edificio era más antiguo. Con estos datos también nos permitimos ahondar en la historia constructiva de este sector, uno de los grupos ceremoniales rituales más importantes del sitio, continuó el arqueólogo.

Sostuvo que uno de los hallazgos que esperan tener es el lugar donde están enterrados los hijos de Pakal. Podríamos encontrarlos si hacemos excavaciones en otras áreas de la ciudad. En los conjuntos que fueron las casas de estos nobles podemos reconstruir información de cómo vivían, qué materiales empleaban y qué comían.

Sobre el Grupo IV, que será abierto al público próximamente, Carlos Valera contó que fue hallado en los años 50 del siglo pasado por Alberto Ruz Lhuillier. En la estructura denominada J1, entonces aún cubierta de vegetación, el arqueólogo halló un tablero que narra las aventuras bélicas del noble guerrero que la habitaba y prestaba servicios a la corte local.

Hasta el momento no hemos encontrado su tumba, pero en un estudio interdisciplinario del Instituto de Investigaciones Antropológicas y el Proyecto Arqueológico Palenque se encontraron más de 100 individuos que vivieron en esta área, quienes fueron integrantes de su familia, refirió el investigador y colaborador del arqueólogo Arnoldo González Cruz, quien realizó el hallazgo de la llamada Reina Roja.