Reducir la abstención, el mayor reto del mandatario
Se abre la puerta, otra vez, a la ultraderecha estadunidense // Crece el apoyo de afroestadunidenses, jóvenes e hispanos a Trump, según sondeo
Lunes 13 de noviembre de 2023, p. 31
Washington y Nueva York., A un año de los comicios, diversos indicadores elevan la alarma sobre si el presidente Joe Biden podría perder la relección, abriendo la puerta, otra vez, a la ultraderecha estadunidense. Uno de los factores claves será la clase trabajadora que, por ahora, está abandonando al mandatario.
La economía estadunidense ha crecido robustamente en los últimos meses, pero para muchos trabajadores entrevistados por La Jornada durante una gira por partes del medio-oeste del país –donde están varios de los estados que determinan las elecciones nacionales– la mayor preocupación fue sobre el precio de papas, detergente, gasolina, entre otros productos básicos, y colocaron la culpa en el manejo de la economía del presidente.
La campaña para la relección de Biden está en apuros al arrancar el año electoral que culminará en noviembre de 2024. En cinco de los seis estados que más probablemente determinarán el resultado final de la elección presidencial, Donald Trump está por encima de Biden en las preferencias, en gran medida por preocupaciones sobre la economía y la edad del mandatario, según una encuesta reciente del New York Times. Otras encuestas –CBS News, ABC News/Ipsos y Morning Consult Bloomberg– confirman esta tendencia.
La encuesta registra que en casi todos los principales temas electoral –economía, migración, guerra de Israel, seguridad nacional– por más de 10 puntos (22 en caso de la economía) la gente confía más en Trump que en Biden.
La economía está mejorando, pero mucha gente no lo ve ni lo siente, y culpan a Biden
, resumió el columnista Charles Blow al evaluar las encuestas. En entrevistas el mes pasado en Michigan y Ohio, aun los trabajadores automotrices en huelga que finalmente ganaron mejoras en salarios siguen expresando preocupaciones sobre el precio de alimentos y combustibles, entre otros gastos sobre artículos básicos. La inflación podría estar disminuyendo, pero los precios no bajan
, comentó una trabajadora automotriz afroestadunidense.
En el análisis de la encuesta, el New York Times concluyó que el deterioro en el apoyo a Biden es amplio en casi todo grupo demográfico, pero muestra un golpe especialmente profundo entre los votantes jóvenes, los afroestadunidenses y los hispanos, mientras Trump va obteniendo niveles de apoyo antes inimaginables con ellos
.
Biden aún tiene el apoyo de la mayoría de los afroestadunidenses y latinos, pero esa encuesta registró una reducción significativa y alarmante. En lugar de consolidar el apoyo abrumador de estos dos grupos demográficos, la encuesta del Times encontró que hoy día 42 por ciento de los latinos y 22 por ciento de los afroestadunidenses favorecen a Trump.
El desencanto
El peligro para Biden no es necesariamente que sus bases voten a favor de Trump o de otros republicanos, sino que sencillamente no se verán animados a votar, algunos tal vez por preocupaciones y dudas sobre la edad del presidente (cumplirá 81 años en 2024), su capacidad mental o sobre el costo de la vida. El desencanto ante algunas de las políticas impulsadas por Biden, como la guerra de Israel en Palestina y su manejo de la inmigración, también podrían nutrir la apatía electoral, sobre todo entre los jóvenes.
Todo esto, a pesar de que esta elección presidencial, por ahora, es una contienda entre un presidente que ha reducido el costo de las medicinas recetadas, implementado un programa masivo de infraestructura que está construyendo carreteras, escuelas y transporte público, entre mucho más, y que ha invertido más en iniciativas para abordar el cambio climático que cualquier otro mandatario en las últimas tres décadas, y un ex gobernante, Trump, quien enfrenta juicios en torno a cuatro diferentes acusaciones criminales por fraude, intentos de subvertir una elección y por manejo ilegal de secretos de estado, y además que amenaza con deportaciones masivas, guerras religiosas y hasta con bombardear México.
Trump tiene éxito, en parte, por lograr, increíblemente, ser percibido como un outsider –alguien fuera de la cúpula– a cargo de lo que repite es un sistema corrupto disfuncional que no puede aprobar los 12 proyectos de ley necesarios para financiar el presupuesto federal, no puede frenar la invasión
de extranjeros en la frontera, y que sólo desea cobrar más impuestos para dárselos a gente que no quiere trabajar.
Trump también ha logrado convencer a sus simpatizantes de que las acusaciones criminales en su contra comprueban que el Estado profundo
controlado por “marxistas… comunistas… anarquistas” busca frenar a este héroe del pueblo en su misión de rescatar a Estados Unidos, temas que brotaron en conversaciones con La Jornada en Michigan, Ohio y Pensilvania.
Los hechos de que son los aliados de Trump en el Congreso los que han obstaculizado la aprobación del presupuesto federal, que sus estrategas como Steve Bannon han sido acusados de fraude contra sus propias bases en la recaudación de fondos para construir el muro fronterizo, y que fue durante la presidencia de Trump cuando se promulgaron leyes que esencialmente trasladadon miles de millones al uno por ciento más rico del país no se registran. Para otros, la atracción de Trump es porque da voz a una ira colectiva contra las cúpulas del país.
La semana pasada Biden fue a visitar con trabajadores automotrices en una sección del sindicato del ramo (UAW) en Belvedere, Illinois, pocos días después de que su histórica huelga nacional triunfó con un nuevo contrato colectivo. Ahí se puso una playera roja de la UAW y declaró: quiero este tipo de contrato para todos los trabajadores automotrices
del país. Pero ese gremio aún no ha endosado a Biden para su relección. No es porque el liderazgo no reconozca que Biden es el primer presidente activo en presentarse a un piquete de huelga en la historia, en este caso del UAW, sino porque las filas del sindicato, como es el caso con otros, sobre todo los industriales, están divididas sobre a quién apoyar.
El desafío de Biden es buscar la manera de convencer a los trabajadores de Estados Unidos de que vale la pena participar en la elección, y ofrecerles razones para votar a favor de los demócratas, que hasta hace poco se presentaban como el partido de los trabajadores.