Acapulco, Gro., Ariel Otero ahora cuida lo que quedó del taller mecánico de su hijo, Adrián, a quien le llevó 20 años juntar los recursos para abrirlo. Dos años después de su inauguración, Otis tiró una infraestructura con láminas que servía de techo y dañó de manera severa todos los automóviles de sus clientes.

La semana pasada, varios de los propietarios reclamaron por las afectaciones y piden que sea Adrián quien asuma los gastos de las reparaciones que serán necesarias.

En el Servicio Mecánico Otero, casi todos terminaron abollados del toldo, otros, además, con el parabrisas quebrado. También, tienen las calaveras rotas, y una camioneta para cargar varias toneladas quedó atrapada entre el lodo e igualmente con daños.

Mientras Adrián acude a hacer algunos trabajos a domicilio para tratar de ganar algo de dinero en medio de las dificultades que afrontan en su familia, Ariel reconoce que en el tiempo que han iniciado el negocio, su hijo no ha contratado ningún seguro, debido a que no puede pagarlo con los ingresos que genera el taller, pero mantiene su confianza en que podrán llegar a un acuerdo con los clientes porque, subraya, no tienen dinero para pagar y llama a la comprensión ante la tragedia.

De insistir en que ellos paguen, tendrían que acudir a las autoridades, aunque, insistió, esperamos la buena voluntad de los clientes, que comprendan que en sus propios hogares tuvieron daños.

Y al hablar de la pérdida parcial de su taller, expresa: No podemos describir nuestro sentimiento, es algo muy grande que sólo los adultos comprendemos cuando hemos visto otros tipos de huracanes y que las nuevas generaciones no los vivieron; nosotros sí. Salir de esta situación es muy complicado y necesitamos el apoyo de autoridades.

Toda nuestra vida es esto, dice mientras observa el negocio, pero afortunadamente somos hombres de trabajo y he platicado con mis hijos, que afortunadamente estamos vivos y vamos a salir con fortaleza adelante, recalca Ariel de manera serena y con optimismo.