Con Pierrot Lunaire, personaje destructivo, provocador, atormentado y blasfemo, creado a partir de la partitura de Arnold Schoenberg y su invención de canción hablada sprechgesang, la soprano alemana Sarah Maria Sun regresa a la sala Nezahualcóyotl, donde la semana pasada conmovió hondamente al participar en la Sinfonía no. 4 de Gustav Mahler. El viaje por la Viena de inicios del siglo XX continúa con un reto para ofrecer el nivel de discurso adecuado, la estructura armónica correcta y la expresión sincera apegada al texto. Es una tarea muy demandante y la amo, adelanta en entrevista.

Las palabras vienen primero y luego la música. Entonces se reúnen en algo inseparable, comenta sobre un estilo personal forjado en la conjunción de lo teatral con sus virtudes de cantante. Me encanta estar en el escenario y ponerme en los zapatos de diferentes papeles. Trato de encontrar la técnica y color de voz correctos para cada personaje, indica la artista de carácter alegre y dispuesta a la conversación.

En el fondo de mi corazón primero soy actriz, incluso, antes que cantante. Cuando interpreto algo con un texto de significado semántico, y aun sin él, busco la energía del fraseo, los sentimientos, la historia que hay de detrás, el contexto intelectual que quiero transportar para la audiencia, todo desde el punto de vista de una actriz.

De Bach a Tom Waits

La música más contemporánea la sorprendió en sus años 20 y fue una especie de epifanía en el momento en el que descubrió a Ligeti, así que ha dado especial dedicación al periodo del siglo XX y al actual. Se inició en el canto muy joven, a los nueve años. El repertorio moderno para mí no es difícil; es alegría y diversión. Por supuesto que implica trabajo duro, porque tienes que meterlo en tu cerebro, pero disfruto el proceso de este trabajo la mayoría de las veces y me entusiasma mucho. Tengo la oportunidad de mirar hacia las mentes de otras personas, que son los compositores. Es un regalo; es un privilegio hacerlo.

Sin embargo, en sus más de 40 discos hay de todo, desde Bach, canciones del folclor, el irreverente Tom Waits y hasta textos de James Joyce. La música es apasionante de cualquier periodo de tiempo del que venga, porque es un puente hacia la historia y la mente de los compositores, el ambiente en el que trabajaron y vivieron, cómo se sintieron al respecto. Si me limito a música contemporánea, me estoy limitando a mí misma, en conocimiento y emociones. Canto de todo, del renacimiento, rock, del periodo romántico, moderno y contemporáneo. Enriquece mi vida.

La pieza Pierrot Lunaire es sobre un personaje enigmático. Basada en la poesía de Albert Giraud, en su Opus 21 el compositor Arnold Schoenberg hace uso del sprechge-sang, el cual transita entre el canto y el habla en este ciclo de canciones ya con estilo atonal, que estrenó en Berlín en 1912.

Sarah Maria Sun dio vida a Pierrot hace más de 20 años, y tuvo que aprender el texto en 24 horas. Después comenzó a desentrañar realmente el profundo significado de la obra en todas las interpretaciones y ensayos en las siguientes décadas. Estoy segura de que en el concierto de este sábado voy a descubrir aspectos nuevos. Es muy pieza muy profunda y rica.

Se divide en tres partes, la primera es sobre el ser humano, tal vez el artista, con todos sus deseos incontrolables que sufre y cómo siente que no está hecho para encajar en la sociedad. El erotismo y la muerte están muy cerca de su corazón.

“En la segunda parte se sumerge en un espacio muy oscuro, donde lucha por destruir los límites de la sociedad y se expresa con blasfemia. Y cuando llega a un punto de no retorno, se resigna a su destino, como una sátira del teatro griego.

Es un texto poético, increíblemente rico, con metáforas inverosímiles, expresadas en música muy abundante en contradicciones.

México es un lugar familiar, cuenta la cantante alemana en la entrevista, y menciona: es grandioso estar aquí. Ayer visité Teotihuacan con amigos y me voló la cabeza. Además, ya conoce desde hace tiempo al director del concierto de este sábado, Christian Gohmer, con quien interpretó en 2019 la pieza operística La habitación de Carlota, del mexicano Arturo Fuentes.

La sala Neza tiene una de las mejores acústicas del mundo, es asombrosa, celebra sobre el lugar adonde regresa mañana a las 8 de la noche.

Su concierto incluye repertorio del siglo XXI, nos sumerge en el fascinante mundo de la Segunda Escuela de Viena, revolucionaria en el atonalismo del siglo XX, con obras de Alban Berg, Anton Webern y Arnold Schoenberg. La soprano, que entona al Pierrot atormentado, estará acompañada por un ensamble integrado por violín, viola, violonchelo, flauta, piccolo, clarinete y piano.