Derrotan 11-7 a los D-backs y ponen la serie 3-1 en su favor
Miércoles 1º de noviembre de 2023, p. a12
Los Diamondbacks vivieron su propia noche de terror en el Chase Field. Los Rangers, su peor pesadilla, ahora se encuentran a una triunfo de su primer título en la Serie Mundial.
Dos entradas le bastaron a Texas para liquidar el partido (11-7) y poner la contienda 3-1 en su favor. Hoy podrían coronarse.
La debacle se suscitó ante las miradas de sus aficionados. Los sustos fueron innumerables, como si se tratara de una película de horror. La única diferencia es que las caras de pánico esta vez fueron propiciadas por el ataque temible de los Rangers.
Una Serie Mundial era el peor escenario para caer de la forma en que lo hicieron ayer.
Dos rollos le tomó a Texas para iniciar el derrumbe local.
El poder al bate de los texanos fue un espectáculo y una catástrofe para el pitcheo de los Cascabeles.
La segunda y tercera entrada fueron dinamita. Un total de 10 carreras se contabilizaron en el marcador. El escenario estaba cantado para que la visita diera un golpe de autoridad por segundo día consecutivo.
Las miradas largas hablaban por sí solas en las gradas.
Huracán de imparables
Detener el huracán de imparables fue imposible.
La novena de Bruce Bochy no necesitó incluso a Adolis García, uno de los referentes. El mejor bateador de toda la postemporada no estuvo en la contienda por una lesión.
Aun sin su presencia, los Rangers iniciaron su festín. Josh Jung arribó a la registradora por un wild pitch de Joe Mantiply y comenzó el jolgorio.
Turnos después, Marcus Semien conectó triplete de dos carreras y Corey Seager, el mejor hombre de los Rangers, pegó su séptimo jonrón de la postemporada. Su batazo empujó a Semien a home, y la batalla se desniveló.
No conformes con la sacudida que les propinaron, en la tercera se ensañaron con la misma cantidad de anotaciones (5) para que la pizarra rebasara los dos dígitos.
Ahí, Travis Jankowski, con sólido indiscutible, impulsó a Josh Jung y a Nathaniel Lowe. La celebración continuó con el segundo vuelacerca de la noche. Con jugadores en segunda y tercera base, Semien apareció otra vez con un cañonazo por todo el jardín izquierdo.
Ninguno de los cuatro serpentineros que ingresaron pudieron contener los embates de los Rangers.
En cuatro entradas recibieron ocho hits y 10 rayitas. Un tormento para la afición presente que veía cómo se desmoronaba su equipo en dos capítulos.
Aturdidos por la paliza que estaban recibiendo, encontraron un rayito de esperanza en la quinta. Descontaron por conducto de Gabriel Moreno, pero el ánimo continuó por los suelos.
Descubrir el punto débil del pitcheo de Texas fue casi imposible. Entre Andrew Heaney, Dane Dunning y Cody Bradford opacaron el talento de los D-Backs.
Aun con la victoria garantizada, Texas volvió a hacer daño en la pizarra. Johan Heim hizo más holgada la ventaja con otro cuadrangular.
Sin embargo, el espíritu combatiente de los Cascabeles resurgió en la octava y novena. De las cenizas llegaron cinco anotaciones, y por primera vez, en un fatídico encuentro, sus seguidores encontraron motivo para celebrar. No obstante, la reacción llegó tarde.