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Medicina e izquierda
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ace unos días se celebró el día del médico, cuyo origen se encuentra en la formación de los primeros sindicatos de este gremio. Junto a los maestros rurales y los agrónomos, el personal de salud fue un actor clave en la construcción del orden social posrevolucionario. Su protagonismo fue más intenso en la modernización de los años 50 y 60, cuando personalidades importantes se adhirieron a posturas de izquierda. Esta historia fue ensombrecida por el vendaval neoliberal que, al desestructurar la incipiente protección social estatal, generó –como lo ha demostrado Gustavo Leal en La Jornada– una ultramercantilización de los servicios de salud y, al mismo tiempo, una precarización extrema de las condiciones laborales. Un sector pequeño del personal médico se benefició de manera espectacular con la financiarización asociada a los seguros de gastos, mientras otro contingente se encuentra privado de derechos laborales y ejerce en pequeños consultorios de grandes emporios.

A nivel global, en el vínculo con las izquierdas son muy conocidos los casos de Ernesto Che Guevara y Salvador Allende como individuos formados en la medicina. Al cobijo de la gran revolución en China, apareció el fenómeno colectivo de los médicos descalzos, que no era otra cosa que personal entregado al cuidado de la salud en los lugares más alejados de la infraestructura urbana, fenómeno que se replicó en los numerosos grupos armados que aparecieron en América Latina después de 1959. Pese a las mentiras que circulan en los grandes medios corporativos, la revolución cubana ha sido emblemática en este rubro, modificando la concepción de la salud pública.

Durante el siglo XX en México hubo numerosos médicos de gran valía que hicieron aportes a las causas de la democracia y el socialismo. Por ejemplo, Esther Chapa fue una defensora del sufragio femenino en las décadas de los 30 y 40, participó enel gobierno de Cárdenas y militó en el Partido Comunista Mexicano (PCM). Además, fue especialista en cuestiones penitenciarias y fue fundadora de la sociedad de amistad con la China popular.

Por su parte, Ismael Cosío Villegas fue uno de los grandes referentes de la medicina social, particularmente en el combate a la tuberculosis. Su planteamiento quedó plasmado en su libro Medicina y Sociedad. Asimismo, fue militante de esfuerzos como el Movimiento Mexicano por la Paz, que dirigía el general Heriberto Jara, y se involucró en la defensa de la libertad política por medio del Comité Pro-Libertades de los Presos Políticos hacia finales de los 50. Cuando el movimiento médico de 1965 irrumpió, Cosío Villegas se solidarizó con la causa, razón por la cual fue cesado en los años más duros del autoritarismo diazordacista.

Otro personaje en la estirpe de los médicos comunistas es el cirujano Mario Héctor Rivera, quien desde los años 40 militó en las Juventudes Comunistas y posteriormente en el PCM. En su época como miembro de dicha organización, escribió el texto ¿Medicina social o medicina liberal? El médico de nuestra época ( La Voz de México, enero de 1958) en el que delineó la contradicción de la profesión toda vez que se encuentra integrada al mercado. Fue un activo participante en la búsqueda de la libertad política y legó el testimonio de su experiencia en la medicina cubana en El Cuini tiene bandera, nombre que recogió de la canción de la Orquesta Aragón.

Finalmente, un personaje emblemático de esta generación fue el doctor Enrique Cabrera. Como integrante del Círculo de Estudios Mexicanos y del Movimiento Mexicano por la Paz en los 50, Cabrera pasó –a decir de Alonso Aguilar Monteverde– de la medicina social al socialismo. Algo de ello se encuentra en la revista Política, de la que fue colaborador en sus primeros años. Sin embargo, fue en Cuba donde se comprometió de manera más radical con una forma nueva de concebir la medicina, por fuera del mercado y de los negocios. Cabrera dejó en la isla mayor de las Antillas su profundo conocimiento de la electrocardiografía, especialización en la que destacó.

Los médicos, así como el conjunto del personal de salud, estuvieron presentes en los grandes combates a favor de la democracia, la igualdad, la libertad política y también del socialismo. Columnas escritas y dedicadas a ellos pueden encontrarse en la prensa comunista de la primera mitad del siglo XX, por ejemplo en El Machete o La Voz de México. Más tarde, cimbraron el país en 1965 con un gran movimiento que anunció la ruptura de las clases medias con el régimen. A pesar de la represión no dejaron de participar transformando la práctica de su disciplina, como lo muestra la corriente que vinculó la medicina con la salud de los trabajadores. En los movimientos estudiantiles posteriores, se han hecho presentes a través de brigadas para atender a la población. Ayer y hoy, son una parte fundamental de los grandes cambios sociales y la herencia de su actividad debe ser destacada como uno de los insumos más importantes para construir un orden social más equitativo.

* Profesor investigador de la UAM