En los alrededores del autódromo Hermanos Rodríguez, muy cerca de las estaciones Puebla y Ciudad Deportiva, del Metro, un grupo de personas aparta con botes y cajas de madera varios espacios de estacionamiento. La misma imagen se repite cada fin de semana, cuando miles de personas acuden a conciertos y partidos de beisbol en recintos como el Foro Sol o el estadio Alfredo Harp Helú, casa de los Diablos del México. Los coches merodean por la zona tratando de evitar el tráfico y las largas filas, además de agilizar su camino de regreso. Las tarifas en un día normal, según uno de los vecinos de la colonia Ignacio Zaragoza, van de 250 a 300 pesos. Pero cuando se trata de la Fórmula 1 eso se multiplica hasta por el doble.

Es un gran negocio para los que viven aquí, porque hay quienes tienen hasta tres cajones en su garaje, más los que apartan en su entrada, afirma don Mario Carrasco, hombre de avanzada edad que suele quejarse del rugido de que surge de los motores durante las madrugadas de este fin de semana. Si usted camina sobre Viaducto, antes de cruzar la avenida hacia a la Sala de Armas, se puede dar cuenta que ya empezaron los preparativos. Eso quiere decir que la demanda de lugares va a ser muy alta.

En el camino que separa a una estación de otra se observan también tambos de acero, neumáticos inservibles ubicados sobre la banqueta de algunas calles y barreras para el tráfico color naranja, que normalmente son utilizadas por policías de tránsito. No sé si los organizadores incluyan en sus datos lo que se gana con los otros cochecitos en la colonia, bromea; pero también es parte de la fiesta. Entre prácticas y clasificaciones, el máximo circuito del deporte motor reunirá a cerca de 400 mil seguidores (cuatro mil más que en 2022) a lo largo de tres días, según estimaciones oficiales. Eso eleva a su vez el total de ganancias de los empleos informales, el otro negocio del Gran Circo.

México estableció en la F1 una forma distinta de hacer las cosas en términos de organización. Nos hemos posicionado a escala mundial, mencionaba hace unos días Rodrigo Sánchez, director de mercadotecnia y relaciones públicas del Gran Premio. Por los rum-bos de la Magdalena Mixiuhca, algunas familias utilizan esa fama como incentivo para sostener la renta de espacios en casas, patios, cen-tros de lavado y la vía pública.  

El cobro debería estar regulado, señala al respecto de las altas tarifas el presidente del Fideicomiso para la Promoción Turística de Acapulco (Fidetur), Manuel Negrete; en muchas ocasiones como ven al cliente es como le cobran, y es un riesgo. Mientras los pilotos acuden a sus últimos compromisos comerciales, este lugar empieza a tener mayor movimiento que el de costumbre. Los espacios son de todos los tamaños. Con el cierre de la lateral de Río Churubusco, a la altura del autódromo, más los cortes viales esperados sobre algunas avenidas, el negocio al exterior de la carrera se pondrá en marcha en cuestión de horas.