La historia del tenor Noel Quiroz confirma el dicho de que nadie es profeta en su tierra, pues aunque tiene más de tres décadas de trayectoria en Europa, sobre todo en Austria y Alemania, considera que en nuestro país se le ha escatimado el reconocimiento y se le han cerrado las puertas.

No me han valorado los directores, quieren que audicione, pese a que ya canté en Europa muchos años; no me toman en cuenta. Me da tristeza, porque cantar en el Palacio de Bellas Artes es lo máximo; podría interpretar muchas óperas, pero no quieren, señala Quiroz, quien hoy, a las 20 horas, ofrecerá un recital de lieder en la sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) (Tlalpan y Río Churubusco, colonia Country Club).

Sólo he participado una vez en una ópera en México, cuando comenzaba mi carrera; estuve cinco años en el Coro de la Ópera de Bellas Artes. También he actuado una sola ocasión en el Palacio de Bellas Artes, cuando Enrique Arturo Diemecke era director de la Sinfónica Nacional y me invitó a cantar el Réquiem de Mozart.

Sin embargo, Quiroz no alberga resentimientos y desde hace lustros procura venir a México cada vez que tiene vacaciones en las casas de ópera en las que ha trabajado –entre otras, la Kassel, en Alemania, donde estuvo 34 años–, para presentarse ante el público nacional.

A lo largo del tiempo, ha sumado recitales en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas, así como en la Nezahualcóyotl y la Carlos Chávez y Casa del Lago, de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otros espacios.

Es algo excepcional, pero lo hago para dar gusto al público mexicano, porque los sueldos que dan en el país no son concordantes con los de Europa. De todas maneras lo hacemos, como un gesto de amor y gratitud hacia México.

Desde que comenzó la especialidad en canto en el Mozarteum de Salzburgo, Austria, en 1982, el tenor mexicano hizo mancuerna con la pianista austriaca Dietlind Gersdorf, quien se convirtió en su esposa y es su acompañante de planta en los conciertos.

El programa que interpretarán esta ocasión, Emociones eternas, melodías que perduran, incluye temas de Schumann y Strauss, Manuel M. Ponce, María Grever y Tata Nacho, así como obras para piano solo de Bach, Hans Moser y William Gillock, repertorio con el que el cantante grabará un disco al regresar a Alemania, donde reside.

Noel Quiroz se asume orgulloso de provenir de una estirpe musical; su mamá, Fanny Sánchez Selva, fue alumna de piano de Manuel M. Ponce y Blas Galindo, además de ser la primera mujer, a su decir, en dar un concierto de marimba en el Palacio de Bellas Artes. En tanto, su tío Noel Sánchez fue un famoso violinista que participó e hizo música para películas de Hollywood.

Especializado en lieder y oratorio, del estado actual de su voz asegura que está para cantar todo. Mi maestra, Irma González, aseguró que mi voz era muy joven y que podría cantar hasta que estuviera viejito; gracias a Dios ahora la noto cada vez mejor, lo mismo que a mi técnica.