Los restos del ex dirigente petrolero, Carlos Antonio Romero Deschamps, fueron velados ayer en el Panteón Francés con la marcada ausencia de políticos y de la cúpula de este gremio que durante 26 años encabezó, y en medio de la exigencia de la disidencia de que no quede impune el desvío millonario de recursos y todas las fechorías que realizó para enriquecerse.

Gerardo Herrera Malagón, ex candidato a la secretaría general del STPRM y María de Lourdes Díaz, del Movimiento Nacional de Transformación Petrolera, señalaron al controvertido dirigente como uno de los más depurados símbolos de la corrupción sindical, por lo que demandaron a las autoridades que amplíen las investigaciones al comité ejecutivo general y a las 36 secciones donde dejó una estructura intacta con personas afines a él.

Todo lo compraba a base de dinero, decía que todos tenían un precio; al que no se quería vender, lo perjudicaba. Él siempre veló por sus intereses, hasta que falleció, declaró Herrera Malagón.

Al más puro estilo del charrismo sindical se entronizó durante cerca de tres décadas bajo procesos antidemocráticos. Mantuvo en total opacidad el manejo de los cuantiosos bienes sindicales e hizo del gremio un negocio particular, lo que demuestra la impunidad y la soberbia con que se manejaba, secundó Díaz.

Sin tumultos ni barullo, el funeral se realizó de manera casi privada en la sala Bearn, de impecable color blanco. Al fondo fue colocado el ataúd de caoba con el cuerpo del octogenario dirigente sindical, junto con un cuadro con su imagen, una bandera mexicana, pocos arreglos y coronas que llegaron y dos estandartes de la sección 35, que en su momento dirigió.

A las exequias se presentaron algunos amigos cercanos y familiares, entre ellos su esposa Blanca y su hija Paulina, quien durante una conversación expresó a uno de los asistentes: Lo dejaron solo mu-cho tiempo.

Del sindicato petrolero acudieron contadas personas, como Alfredo Mier y Concha, ex secretario local de la sección 35. También dio el pésame personalmente José Antonio González Anaya, ex director de Pemex. Su sucesor, Ricardo Aldana, no hizo acto de presencia.

Se espera que sea cremado hoy tras la llegada de uno de sus hijos que radica en Miami, José Carlos.