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Infancia y sociedad

Mil días contra el totalitarismo

A

Aunque parece increíble, los primeros mil días en la vida del infante son ideales para vacunarlo, vía el amor y la confianza en sí mismo, contra fanatismos y mecanismos de sumisión a ideologías dominantes que –como fue el antisemitismo en Alemania– siguen surgiendo en sociedades de hoy. Así lo afirma Boris Cyrulnik (Burdeos, 1937), etólogo, neurosiquiatra y sicoanalista, quien registró con sus ojos de niño los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

En su último libro ( ¡No al totalitarismo!, Gedisa 2022), Cyrulnik nos alerta contra prácticas gregarias del nacionalismo, el fanatismo grupal y el odio que él mismo experimentó por el antisemitismo. Propone fomentar tempranamente el desarrollo de la personalidad autónoma y crítica, que es el antídoto contra la manipulación del pensamiento en adultos.

La historia se repite y el científico francés pregunta ¿por qué para algunos es fácil rebelarse al discurso dominante, mientras otros se refugian en la servidumbre confortable? Explica: “Cuando no se quiere o no se sabe pensar y decidir por sí mismo, es fácil someterse al que piensa por todos. Cuando uno se cree condenado a la infelicidad, busca causas y culpa a chivos expiatorios: los infieles, los ricos, los extranjeros… Quienes no tienen libertad interior sienten alivio al someterse a un protector que dice ‘la Verdad’ y ofrece esperanza a cambio de obediencia. El acoplamiento de la multitud con su líder produce un amor ‘loco’. Pero cuando el éxtasis se desvanece, el pueblo descubre que ha sido estafado. La mortífera utopía comunista y la criminal utopía nazi enardecieron a las masas hasta la ignominia”.

La pertenencia familiar necesaria para el desarrollo infantil puede no obstante, si es intensa y prolongada, crear dependencia insana como cárcel contra la libertad interior y puede erotizar la sumisión al transferirla de la díada madre-hijo a la dependencia de un líder que ama al pueblo y le promete protección feliz. ¿Qué hacemos nosotros para proteger a niños y jóvenes del odio, la intolerancia, el fanatismo y la división social?

“Es más fácil –decía Mark Twain– engañar a la gente, que convencerla de que ha sido engañada.”

(Con el cielo y la Tierra lloramos a los miles de inocentes asesinados con la crueldad del fanatismo y del odio en Medio Oriente).