Otra encrucijada
s difícil pensar en un momento más complicado para que el Congreso de Estados Unidos (una fracción en ese cuerpo legislativo) haya decidido descabezar su liderazgo y capitular en la necesaria función de coadyuvar en las labores del gobierno de la nación.
Una de sus funciones esenciales es la aprobación del presu-puesto. Por no hacerlo en tiempo y forma cientos de miles de servidores públicos podrían cesar sus funciones al no existir una partida autorizada para pagarles. Además, carecería de recursos para pagar a innumerables acreedores domésticos y foráneos que deberán cerrar sus puertas por falta de recursos para, a su vez, pagar a empleados y acreedores. La cadena sólo en el plano doméstico es larga, pero también en el externo las consecuencias serán complicadas. Entre ellas, la necesidad de avalar los fondos para cumplir los compromisos de apoyo financiero a otros países. Esto cobra relevancia en un momento en que se libran por lo menos dos guerras que pueden desestabilizar a Europa y el Medio Oriente y, por extensión, al mundo entero.
No se exagera al advertir que la recuperación económica en el plano doméstico pende de un hilo, que si se rompe daría al traste con los esfuerzos para salir de la crisis económica. Tam-poco se necesita ser un experto en política externa para entender que la influencia de Washington es clave para garantizar que los conflictos en Ucrania, Israel y Palestina se diriman de forma tal que se garantice el respeto a los derechos humanos y la consecución de la paz.
En este contexto, la desin-formación por propaganda mediante las, cada vez más burdas, redes sociales, vuela sin ningún recato y respeto por los hechos mismos. El Consejo del Atlántico, organización estudiosa del acontecer internacional, ha sugerido que en la medida de las posibilidades se evite el acceso a dichos medios, la mayoría de los cuales no ofrecen fuentes fidedignas de información causando distorsión de hechos reales.
La parálisis en el Congre-so estadunidense debe superar-se pronto para que el gobierno pueda funcionar. Lo otro, los conflictos en el otro lado del mundo son problemas de siglos que se han agravado por fanatismos de toda laya, y la torpeza de quienes dividieron regiones enteras según convenía a sus intereses, olvidando a quienes viven en esas tierras.