Ganadora de varios galardones, como el Goya y el Premio Nacional a la Cinematografía, Isabel Coixet compite por primera vez por la Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián con Un amor, basada en la novela homónima de Sara Mesa, considerado uno de los libros más notables de 2020 en el panorama nacional.

La directora catalana comenzó su trayectoria en el festival Donostia en la sección Nuevos Directores, fue miembro del jurado en 2006 y el año pasado presentó, fuera de concurso, el documental El techo amarillo. También ha participado en grandes encuentros, como Cannes y Berlín.

“Todo el mundo dice que Un amor es una gran obra, por lo cual muy difícil de adaptar. Pero, para mí, es una gran novela porque parte de algo que me gusta mucho. Además, admiraba profundamente a Mesa, y no siento que con Laura Ferrero (su codirectora) fuera un asunto difícil, porque cuando partes de algo que te apasiona no hay nada complicado”, señaló la cineasta catalana en su encuentro con la prensa, a la que llegó acompañada de sus actores: Laia Costa, Hovik Keuchkerian, Hugo Silva, Luis Bermejo, Ingrid García-Johnson y Francesco Carril, sobre quienes enfatizó que es un elenco soñado. Cuando se transforman en el personaje que estabas buscando, el papel del director se limita a relajarse y disfrutar.

De manera coral, el elenco de Un amor expresó su satisfacción y experiencia al haber trabajado con Coixet. Cada uno de los integrantes habló de la responsabilidad y nerviosismo que sentían para estar a la altura de la producción, pero también de lo maravilloso y fácil que fue trabajar junto a ella. Al operar la cámara y sentir que estaba junto a ellos, además de la paciencia que tenía en el set permitiéndoles trabajar de una manera más abierta. Y es que cuando le tomas cariño a la gente, cuesta mucho cortar escenas maravillosas, señaló la realizadora entusiasmada, complementando las palabras de su elenco.

Rasgos del horror humano

Un amor fue rodada en La Rioja, en alrededor de cinco semanas, y ha sido para Coixet un cruce entre otras dos de sus películas, La vida secreta de las palabras, de 2005, y La librería, de 2017. Me sentí obligada a ser un poco autorreferencial, contó la cineasta. Es un filme que narra rasgos del horror humano que subyace en nuestro lugar en el mundo y la peripecia de alguien que llega a un sitio con deseos de integrarse y estar bien, y se encuentra con que todo está de cabeza, precisó.

Un amor explora las contradicciones internas de Nat (Laia Costa), una treintañera citadina que posee heridas ocultas y busca refugio en un pequeño pueblo rural, donde trata de empezar desde cero. Pero lo que parece ser su sueño, se convierte en un calvario. Aquí, casi todo en su entorno es hostil: una casa en ruinas, un casero cruel y unos vecinos curiosos, falsos y manipuladores de rostro amable. A partir de un extraño encuentro sexual con el hosco Andreas, alias El alemán, Nat se ve envuelta en una pasión obsesiva que la absorbe, por lo que decide aceptar su inquietante propuesta sexual, justo con el único con quien parece conectar de algún modo. Es una historia rural delirante, en la que existe un océano de duras calamidades en el que encontrar humanidad es una lotería.

Si hay un terreno que conozco es la intimidad, admitió. Cada director tiene que encontrar su manera de trabajar. Yo soy operadora de mis películas y si hay un director que no se encuentra cómodo escribiendo una escena de sexo, definitivamente no debería escribirla, concluyó.

Un amor se estrenará en salas ibéricas el 10 de noviembre, y antes participará en otros festivales, entre ellos el Evolution de Mallorca, en el que Isabel Coixet recibirá un reconocimiento.