En las semanas recientes, diariamente decenas de migrantes vuelven a ocupar la plaza Giordano Bruno o se instalan alrededor del campamento irregular en la calle Roma, en espera de realizar trámites de tránsito, movilidad, trabajo o naturalización ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), ubicada en la calle Versalles 49, colonia Juárez.

Su presencia ha impactado negativamente a los negocios, cuyos dueños registran una reducción de clientes e ingresos, así como a vecinos, quienes dieron un ultimátum de dos semanas a las autoridades para atender este problema o tomarán las calles.

Hemos sido testigos de conflictos entre ambos grupos. Uno fue cuando unos migrantes fueron amarrados a un árbol sin que nadie interviniera, porque la policía ni se acerca, denunció Ana Gabriela González.

La representante vecinal de la comisión de participación comunitaria (Copaco) de la colonia señaló que pese a que la Comar atiende a personas que viven una situación de persecución política o porque su integridad corre peligro, hoy funciona como primera ventanilla de atención.

El Instituto Nacional de Migración, explicó, está haciendo que la comisión atienda esas solicitudes, distorsionando todo el proceso de trámites migratorios y generando un colapso en la atención, pues el presupuesto de 48 millones de pesos que tiene es insuficiente.

Tan sólo en lo que va del año ha atendido a más de 125 mil personas en las oficinas que tiene en 12 entidades federativas, pero el problema va a seguir creciendo si no se replantea la política migratoria federal, afirmó.

Hace un mes, comentó, se solicitó a la Secretaría del Bienestar local la reinstalación de la mesa de atención a migrantes en la plaza Giordano Bruno, sin que haya sucedido.

Al secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz, le pedimos que recorriera el campamento para verificar las condiciones en que viven niños y adolescentes, y sus habitantes sean reubicados.

Las personas que viven en esta ciudad perdida dentro de la colonia, precisó, ocupaban de manera irregular un edificio ubicado en la calle Roma 18 que es propiedad privada y está catalogado por el Instituto de Bellas Artes y Literatura.

Hoy, a los problemas de protección civil y de movilidad que genera ese campamento se suman decenas de migrantes haitianos y venezolanos, algunos de los cuales ahí pernoctan; mientras, otros se instalan a su alrededor, donde lavan su ropa o se bañan.

La mayoría duerme en casas de campaña o a la intemperie en la plaza, que se ha convertido en un foco de infección e inseguridad, por lo que “si no se atiende esta problemática, tomaremos las calles, como hicieron vecinos en Vallejo”, advirtió.