PRD: ascenso y caída
l Partido de la Revolución Democrática (PRD) se fundó el 5 de mayo de 1989. Surgió como respuesta al fraude electoral de 1988 y por la necesidad de una agrupación política plural, capaz de competir realmente frente al partido hegemónico. Entre sus fundadores destacaron personajes de distintas corrientes ideológicas como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Heberto Castillo. El PRD representó una esperanza de izquierda. Bajo el lema Democracia ya, patria para todos
, agrupó a distintas corrientes ideológicas de diferentes organizaciones como el PMT, el PSUM, el PMS e integrantes de la Corriente Democrática del PRI.
El PRD logró triunfos que cambiaron la historia política del país. En 1997, Cárdenas se convirtió en el primer jefe de gobierno del DF y ese mismo año le arrancó al PRI la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. En la Ciudad de México, en 2000, el perredismo con AMLO a la cabeza fue pionero en impulsar programas sociales como la pensión de adultos mayores y los útiles escolares, que se convirtieron en derechos.
Los defectos más graves del PRD a lo largo de su historia fueron la desorganización y la falta de disciplina. Las múltiples tribus
que lo conformaron dieron lugar a conflictos internos en la designación de candidaturas que poco a poco fueron debilitándolo. Además, en 2012 su adhesión al Pacto por México representó una ruptura ideológica con su tradición de izquierda al aliarse al PRI y al PAN en una misma agenda política, lo que dio origen a una fuerte ruptura que culminaría con la creación de otra organización política, Morena, encabezada por AMLO.
El declive del PRD se debe al surgimiento de Morena y a su falta de organización. Actualmente no gobierna ninguna entidad, su representación es mínima en el Congreso de la Unión, está en riesgo su registro y a pesar de ser aliado del Frente Amplio por México, sus representantes fueron desplazados de la competencia por la candidatura presidencial.
A casi 35 años de la fundación del PRD, en nuestro país persiste la necesidad de una organización progresista disciplinada y a la vez confiable éticamente. Morena podría posicionarse como esa gran fuerza, aunque entre sus claroscuros se mantiene la falta de organización y disciplina que puede dar lugar a un fuerte conflicto en la elección del coordinador nacional de la defensa de la 4T rumbo a las elecciones de 2024.