La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, visitaron la planta de carbonización hidrotermal ubicada en el Bordo Poniente, la cual entrará en operación a principios de mayo para procesar, en una primera etapa, 72 toneladas de basura orgánica que será convertida en biocarbón.

Aunque se trata de un proyecto que requiere 35 módulos con un costo de 300 millones de pesos cada uno, la mandataria dijo que la obra es factible, pues en 10 se invertirían lo que se necesitó para la construcción de una línea del Cablebús.

Se trata de la planta más grande del mundo en su tipo y no hay otra, por lo que se muestra a la ciudad y al país, junto con la Secretaría de Energía, que es factible resolver dos termas graves ambientales: la disposición final de residuos sólidos y al mismo tiempo las emisiones que genera la basura. Es un proyecto integral ambiental que disminuye los gases de efecto invernadero y se realiza junto con el Instituto de Ingeniería de la UNAM.

Comentó que la meta es tener 35 instalaciones de este tipo para resolver el problema de la basura de la ciudad, que genera 4 mil 500 toneladas de residuos orgánicos.

La jefa del Ejecutivo local destacó el interés compartido tanto de su administración como de los gobiernos de México y Estados Unidos por impulsar proyectos enfocados al cuidado del medio ambiente y caminar hacia la transición energética.

El embajador manifestó a su vez que la ciudad cuenta con el compromiso de su nación para apoyar esta planta piloto para que alcance un gran potencial.

Adelantó que en futuros foros internacionales organizados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional sobre ciudades carbono cero pondrá sobre la mesa la planta.

Después de recorrer las instalaciones, donde mostró el equipo y su funcionamiento, Luis Agustín Álvarez Icaza, coordinador del proyecto, aseguró que es un ejemplo innovador a nivel mundial sobre cómo aprovechar la basura orgánica.

Creemos, por la escala en que lo hemos diseñado, que es un proyecto que sería reproducible en otros lados de la República y también fuera del país.