Payán, prensa y luchas populares // La Jornada, congruencia // Ebrard: su camino // Cardenal Sandoval y comunismo
JUSTICIA PARA BEATRIZ. Activistas se manifestaron afuera de la sede diplomática de la CDMX, a 10 años de que a la joven se le negó el derecho al aborto pese a estar en riesgo su vida.Foto Pablo Ramos
o podría entenderse el momento actual de México, su inmersión en un complicado proceso de cambio desde una visión popular, sin las luchas sociales y políticas que desde la izquierda le fueron abriendo camino: las batallas en general por la justicia, pero también por el respeto al voto, por el derecho de las opciones progresistas a ejercer el poder público.
Además de sus notables y reconocidos valores personales, Carlos Payán Velver tuvo, como capitán de un navío de tripulación intrépida y motivaciones claras, la visión y la fuerza necesarias para construir, defender y desarrollar un medio de comunicación masivo, profesional y duradero que diera tribuna a esas luchas políticas y sociales, a las voces que no tenían voz en la prensa tradicional (y que, por el contrario, eran distorsionadas y estigmatizadas por esos medios prostituidos). Y no sólo voz en cuanto a notas informativas, sino también voces de análisis y opinión que desde el plano editorial ayudarían a entender el complejo proceso nacional.
La Jornada, con Payán como director fundador y luego con Carmen Lira al timón, ha sido factor relevante en la defensa de los intereses nacionales y populares y ha mantenido un compromiso congruente con ellos, en una larga travesía que ha resistido el paso de los gobiernos priístas y panistas, y que ahora, en medio de un embravecido oleaje reactivo de los medios y los intereses desplazados del poder en 2018, tiene la madurez y la perspectiva suficientes para entender el proceso de cambio y acompañar las mismas causas que le dieron origen y la convirtieron en una excepción, como un periódico constituido por periodistas, sin el control o dominio de ningún capital; una comunidad crítica, activa y consecuente. Por todo lo hecho: honor a Carlos Payán Velver.
Marcelo Ebrard ha decidido marcar su camino electoral a menos de 48 horas del discurso presidencial sabatino que habló de no repetir la decisión sucesoria cardenista que benefició a la derecha. Tecnologiza la llamada Cuarta Transformación al rebautizarla como 4T 2.0, se dirige calculadamente a las clases medias (donde anidan segmentos de fuerte oposición al obradorismo) y contrasta su historial como servidor público al usar como lema Yo sí sé hacerlo
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En entrevista con Víctor Hugo Michel para Milenio, luego de la presentación de su libro autobiográfico de promoción hacia 2024, El camino de México, Ebrard asume un tono personal en la obtención de logros de este sexenio: La idea de competencia y eficiencia. Sé cómo hacerlo. Eso es lo que he hecho toda mi vida, desde el sismo (del 85) hasta conseguir las vacunas o lo que estamos haciendo para defender los intereses de México en Estados Unidos, o convencer a Tesla de que viniera a Monterrey. Eso es saber hacer las cosas
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¿El camino de Ebrard se mantendrá en la geografía morenista? Por lo pronto, expresa una postura crítica hacia Mario Delgado, entre otras cosas por no consultar con los aspirantes el calendario del proceso interno de selección de candidatura presidencial: lo que veo es una descortesía extrema (de Delgado), al grado de no ser capaz de hablar a quienes vamos a participar, para ver si estamos de acuerdo primero con las fechas
(https://bit.ly/405wGLc).
Le presentó Raúl Tortolero su libro Nueva derecha: el retorno de Dios a la cultura (https://bit.ly/4013pRR) al ultraderechista cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez, quien soltó: “el marxismo se hizo presente en México a partir de 1926, cuando el líder de los obreros era marxista (ha de referirse a Vicente Lombardo Toledano: santiguada suposición ideológica color rábano de esta columna con pecados concebida). Don Lázaro Cárdenas fue marxista, hicieron muchos gobernantes de (inaudible) marxista, que no llegaron, no pudieron apropiarse realmente del poder. Pero siguen trabajando, con apoyo de la KGB a veces muy solapado, con apoyo de… hubo mucho apoyo de Castro y ahora seguramente de China (...) debajo de estos movimientos que aparecen con tanta fuerza, con tanto entusiasmo (...) pagados”. ¡Hasta mañana!
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