Para muchos, mover 60 toneladas remite inevitablemente a una tarea de hombres. Pero hoy eso ya no es cierto. Aunque aún son pocas las mujeres conductoras de vehículos de carga pesada, cada vez más ellas se integran a manejar tráileres.

Desde su niñez, Yoselyn Jiménez se interesó en esos gigantes con ruedas, y ahora, a sus 32 años, se prepara para conducir en carretera estos vehículos que, sin remolque, pesan una y media toneladas, pero ya con mercancía pueden superar las 60.

Cuando era muy pequeña y mi papá me llevaba a su trabajo, ver los tráileres me emocionaba mucho. Ahí empezó mi curiosidad por estos vehículos. Luego trabajé en el área administrativa (de una empresa trasnacional), se abrió una convocatoria a la escuela de conducción de vehículos de carga pesada y fui seleccionada, relata.

En víspera del Día Internacional de la Mujer (8M), Yoss dice a La Jornada que actualmente las mujeres estamos rompiendo paradigmas y en condición de hacer lo que nos gusta y motiva, haciendo oídos sordos a comentarios críticos.

Narra que toda su familia la apoya en su decisión de conducir vehículos pesados.

Mi papá fue el que me impulsó. Él vio la convocatoria. Está muy contento, me ayuda con su conocimiento porque él es mecánico.

Yoss es madre de un niño de siete años, quien está consciente de que la labor que desempeña su mamá es poco común, y siente orgullo de decir que mamá maneja estos tráileres, todavía se sorprende y no termina de entender cómo es posible.

Su labor no es nada fácil; todavía es una aprendiz. Estoy en entrenamiento dentro de la planta; ya estoy manejando sola; muevo los tráileres, los acomodamos para carga y descarga y armado de dobles. La preparación es de un año, luego empezaré a salir a nivel local y posteriormente a viajes foráneos.

Cuando Yoss comenzó el curso era la única mujer; hoy ya son 11, pero aun así la diferencia en relación con sus compañeros es notable: ellos son alrededor de 130.

“Antes, cuando empezaba a maniobrar o a armar un doble remolque, y me tardaba más o mi trabajo era un poco más deficiente, porque no tenía ni la fuerza ni la experiencia, hubo comentarios relativos a que debía tener un sueldo menor.

Sin embargo, cuando los compañeros ven que el trabajo de una mujer es bueno, van deconstruyendo ese tipo de actitudes y cesan los apodos y las bromas sobre el mito de que las mujeres somos malas para conducir, y más aún si es un tráiler, concluye.