El colectivo surgió del interés de artistas como Alfredo Zalce, Raúl Anguiano y Ángel Bracho // Su sede actual está en la colonia Doctores
Lunes 30 de enero de 2023, p. 6
El Taller de Gráfica Popular (TGP), mítico colectivo mexicano de grabadores, en 2023 celebra 86 años de haberse fundado gracias al interés de artistas como Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Alfredo Zalce, Luis Arenal, Ignacio Aguirre, Isidoro Ocampo, Everardo Ramírez, Raúl Anguiano, Jesús Escobedo y Ángel Bracho. Con el tiempo se les unieron otros más.
El TGP se creó tras la disolución de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), surgida en 1934. Mientras la LEAR apoyaba las causas de la Revolución Mexicana, el propósito del TGP era utilizar el arte para fomentar sus causas sociales revolucionarias.
Antecedido en 1936 por el Taller Editorial de Gráfica Popular, los fundadores del TGP abrevaron de una rica tradición de grabado mexicano, en especial el legado de José Guadalupe Posada y Manuel Manilla.
Hugo Covantes, en su libro El grabado mexicano en el siglo XX, 1922-1981, escribe que el curso favorable que tomaron las técnicas de reproducción gráfica en los años 30 del siglo pasado, y la necesidad de organizar una plataforma ideológica y un sistema de difusión de los artistas populares condujo a que en 1937 se creara el TGP, cuyos propósitos, a grandes rasgos, eran la renovación formal y la libertad de investigación.
Arte con fines sociales
El TGP se constituía como centro de trabajo colectivo para la producción funcional y el estudio de las ramas del grabado. Desde el principio, su ideología se definió como progresista y democrática, con una posición muy clara en contra de la reacción fascista.
Su declaración de principios planteaba: Considerando que la finalidad social de la obra plástica es inseparable de su buena calidad artística, el TGP lucha por desarrollar las capacidades técnicas individuales de sus miembros
.
La especialista alemana Helga Prignitz-Poda escribe en su libro El Taller de Gráfica Popular en México 1937-1977, en 1937, varios artistas jóvenes en México se unieron para constituir un taller colectivo que pensaban llamar Taller Editorial de Gráfica Popular (TEGP). Coincidieron en un sencillo programa: este taller se constituye con el fin de estimular la producción gráfica en beneficio de los intereses del pueblo de México, y para este objetivo se propone reunir el mayor número de artistas alrededor de un trabajo constante, principalmente a través del método de producción colectiva
.
Méndez, fundador y coordinador del TEGP, se preocupó por la desintegración del LEAR, que amenazaba con cerrar el taller surgido en paralelo; entonces, concibió el plan de unir a varios artistas para trabajar conjuntamente en un taller propio
. De acuerdo con Prignitz-Poda, se ignora quiénes fueron los miembros fundadores y la fecha de fundación. No asombra que las opiniones de algunos miembros difieran, ya que el TGP no se inauguró con actos festivos ni conferencias de prensa; se constituyó a partir de numerosos encuentros y discusiones celebradas entre junio de 1937 y julio de 1938
.
Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940), el trabajo del TGP apoyó las políticas del gobierno, incluida la Expropiación Petrolera. En 1940, el muralista David Alfaro Siqueiros encabezó un ataque armado contra la residencia de León Trotsky, exiliado de la revolución rusa. Usó las instalaciones del TGP para ultimar detalles y un par de artistas formó parte del escuadrón.
Además de sus miembros mexicanos, el TGP atrajo la colaboración de muchos artistas extranjeros. Para mencionar algunos: Elizabeth Catlett, Rini Templeton y Mariana Yampolsky.
Durante su apogeo, el TGP se especializó en grabados en linóleo y madera. Produjo carteles, panfletos, banderas y ediciones de portafolio. El arte apoyaba causas como el antimilitarismo y la unión obrera. El trabajo se solía realizar de manera colaborativa. Además, se adoptó la práctica de no enumerar las impresiones.
A raíz de problemas económicos, el TGP tuvo que cambiar de sede en varias ocasiones. Durante la gestión de Jesús Álvarez Amaya, que duró 40 años, se consiguió una sede fija en la colonia Doctores.