Boluarte: más represión y cerrazón
os manifestantes se pusieron en marcha desde hace días hacia Lima para participar en una movilización masiva en el centro de la ciudad. Llegaron desde diversas regiones, sobre todo del sur, y en muchos casos ondeando la bandera de Perú y llevando carteles contra el gobierno. Fueron duramente reprimidos: se registraron 38 personas heridas, afirma la investigadora Mariana Álvarez Orellana, quien encuadra la trágica situación peruana en la crisis de hegemonía de Estados Unidos en texto que acorto a continuación (shorturl.at/kLW59).
Ya no se trata de una movilización episódica, sino que se extiende en el tiempo y abarca todo Perú, concentrándose en el sur andino, pero avanzando sobre Lima, centro de poder virreinal y oligárquico, donde todavía quieren definirse los destinos de Perú. Las movilizaciones del jueves en la capital del imperio inca
, las principales ciudades del país y provincias, se realizaron durante una jornada de paro nacional convocado por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) –la principal central sindical del país– y organizaciones sociales, mientras continuaban los bloqueos de carreteras. El eje de la jornada fue la gran marcha en una Lima en estado de emergencia, que amaneció con las principales plazas y calles del centro de la ciudad cercadas por contingentes policiales.
La protesta fue bautizada como la Marcha de los Cuatro Suyos, en referencia a los puntos cardinales del imperio inca (1200-1533). Es el mismo nombre de otra movilización en el año 2000, cuando miles de peruanos salieron a las calles para protestar contra el gobierno autocrático de Alberto Fujimori, quien dimitió meses después desde Japón.
Campesinos y trabajadores viajaron durante días en caravanas de camiones y autobuses con multitudinarias despedidas en su lugar de origen. En los pueblos por los que pasaban eran recibidos con aplausos, porras y donaciones de agua, frutas y alimentos.
El Palacio de gobierno y el Congreso fueron rodeados por fuerzas antimotines y tanquetas, para que 11 mil policías siguieran la marcha y lanzaran bombas lacrimógenas contra los manifestantes. Los choques no mermaron en la noche en una batalla campal de piedras, botellas y adoquines.
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