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Cumbre de Líderes de América del Norte y el panorama mexicano
L

a coyuntura de las pasadas semanas nos ha permitido ver, con mayor claridad, las perspectivas para México en el futuro cercano. En primer término, del 9 al 11 de enero se llevó a cabo, en la Ciudad de México, la décima edición de la Cumbre de Líderes de América del Norte. Los temas y acuerdos desarrollados marcaron pautas para nuestro país en el plano internacional. La reunión fue histórica porque desde hace nueve años no teníamos la visita de un mandatario estadunidense. El diálogo entre nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y sus homólogos, Joe Biden y Justin Trudeau, contribuyó a fortalecer las relaciones internacionales fraternas y cooperativas con los vecinos del norte. Asimismo, permitió afianzar compromisos relevantes para el desarrollo de la región. Una de las contribuciones más valiosas de esta cooperación internacional es robustecer la construcción de horizontes positivos, que beneficien nuestras perspectivas de trabajo. La agenda de la cumbre incluyó temas como la cooperación económica y comercial, la lucha antinarcóticos, la migración, el cambio climático, entre otros.

Sin embargo, la patria es primero y la obligación primordial del gobierno es proteger y velar por el crecimiento y desarrollo del país. Por tanto, cuestiones como la soberanía energética o la protección de minerales estratégicos responden principalmente a los intereses de la nación. En ese sentido, es importante considerar y priorizar estos temas para articular una visión global del porvenir.

Uno de los asuntos sobresalientes fue la situación migratoria entre México y Estados Unidos. Además de conversar sobre las medidas migratorias y la posibilidad de permisos y peticiones de asilo para nuestros hermanos centroamericanos, se abrió el espectro para aumentar la cantidad de trabajadores que van temporalmente a Estados Unidos. Asimismo, los tres líderes reconocieron la urgencia de tomar medidas para enfrentar la crisis climática, comprometiéndose a centrar esfuerzos en la exploración de fuentes regionales de energía limpia como el hidrógeno. Destaco, en el contexto económico, el acuerdo entre los mandatarios para trabajar en atraer inversiones de alta calidad, que favorezcan la innovación y amplíen la resiliencia de las economías, apoyándose de los beneficios que trae el T-MEC.

Un triunfo relevante para la justicia social fue la Alianza de América del Norte para la Igualdad y la Justicia Racial, la cual impulsa políticas internas para construir sociedades más igualitarias. En efecto, y como declaró el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el gobierno mexicano es progresista, busca la oportunidad y la igualdad para todos, apoyando a la clase trabajadora y velando por las comunidades indígenas. Una muestra contundente es la implementación de planes de justicia para los pueblos originarios, además de la oferta de los consulados mexicanos de servicios telefónicos en lenguas mexicanas, como el náhuatl.

Como en todo diálogo democrático también hubo lugar para algunas discrepancias. Considero relevante para México la visión del continente que expresó nuestro Presidente, pues apuesta por extender el éxito de la relación comercial y los vínculos de la región hacia naciones del sur, con el objetivo de alcanzar la autonomía y producir en América aquello que consumimos. Si pensamos que las tres naciones del norte son un bloque económico que aporta más de 25 por ciento del PIB mundial, extender las relaciones en el continente sería consolidar la región más importante del mundo a nivel económico.

En el contexto de la protección de minerales estratégicos, sabemos que América del Norte posee suficientes reservas de litio, posibilitando su posición como superpotencia. Precisamente, y frente a este hecho, es relevante salvaguardar este valioso recurso para beneficio de los mexicanos. Nuestro Presidente planea redefinir los términos de entrega de concesiones de litio que se hicieron previo a la nacionalización de la explotación del metal en 2022.

En esa línea, el diálogo sobre la situación de la industria minera tuvo un lugar importante. Sin duda, persiste una preocupación por el trato que reciben las empresas mineras en México y la necesidad de tener procesos transparentes para los permisos del sector. Sabemos que, desafortunadamente, la actual ley minera mexicana no favorece la lucha contra la corrupción, ni la competencia comercial precisa para desarrollar al máximo la industria. Por años, he luchado para evidenciar que el sector aporta bajos impuestos en proporción a sus ingresos; además, el tiempo de las concesiones impide la presencia de otras empresas, aunado a la carencia de estudios apropiados de impacto social y ambiental.

Para enfrentar esta situación, que frena la posibilidad de mayor prosperidad en la minería, es necesario, como he anunciado desde hace tiempo, una reforma integral a la Ley Minera que quite los obstáculos presentes del sector y promueva su desarrollo. Sólo con una revisión y modificación profunda podremos transparentar los procesos, garantizar crecimiento industrial y asegurar condiciones laborales salubres, seguras y dignas. En este sentido, seguiré adelante con mi propuesta para redignificar y reconocer el trabajo de las y los mineros; ya que de otro modo estaríamos abriendo la puerta a la explotación laboral que es otro impedimento en el avance del sector.

La décima Cumbre de Líderes de América del Norte deja un balance positivo para México, no sólo en materia de acuerdos y negociaciones, sino en el reconocimiento de la transformación que hemos emprendido desde 2018. La fraternidad y solidaridad con la que se sostuvo el encuentro es una señal inequívoca de que caminamos por el rumbo correcto. México se ha convertido, gracias a la Cuarta Transformación, en un país progresista, preocupado por la justicia social de la mano del desarrollo económico. Si bien tenemos mucho trabajo por delante, más que nunca podemos estar seguros de que las bases del cambio son fuertes y resistentes, proyectando un futuro de prosperidad compartida, igualdad y bienestar para nuestro país y para todas y todos los mexicanos.