Artesanos enfrentan competencia china
Domingo 8 de enero de 2023, p. 6
Como sobrevivientes del Tratado de Libre Comercio que desde un par de años antes de 1994 los puso a competir en desventaja contra productos chinos de mala calidad, pero muy baratos, y la pandemia que en 2020 frenó la producción a todos los niveles a causa del covid-19, siete fabricantes de zapatos a pequeña escala –reminiscencia de lo que alguna vez fue la boyante manufactura de ese artículo en la zona de Tepito– se han asociado y formado una cooperativa a fin de mantener sus negocios y proporcionar ocupación e ingresos para ocho trabajadores calificados.
Organizarse de esa manera les ha permitido a estos siete manufactureros ejecutar las diferentes tareas para el trabajo que requiere la elaboración del calzado, y que pasa por varias etapas: se selecciona el material, se diseña y escala el producto para todas las tallas; se corta a mano o con suajes –herramientas de metal para seccionar con precisión pieles y otros materiales–, se rebajan las orillas de piel, maquinan o pespuntan –que es el cosido de todo el producto–, luego se monta a mano a la horma por talla, se pega la suela, entacona, decoran y limpian los escarpines, y se reparan en caso de imperfecciones, para darles el acabado rumbo a la venta final, detalla el señor Mario Norberto Luna, quien desde los años 70 del siglo pasado se dedica a esa actividad en las colonias Morelos y Venustiano Carranza, en las inmediaciones del barrio bravo.
Comenta que en ese entonces dicha zona contaba con un sinnúmero de fabricantes, adonde también se capacitaban muchos jóvenes que se empleaban en el oficio, pero Tepito, cuna de grandes boxeadores, dejó de producir zapatos: Desaparecieron talabarterías, artesanos y todos los oficios relacionados, pues lo que proliferó fue el mercado de productos chinos
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Los cooperativistas fabrican todo tipo de calzado, pero en los últimos años se han enfocado en el de danza, que utilizan escuelas de baile y se venden en mercados y zapaterías, o bien el que requiere la gente de teatro para los números regionales, tango o de época, estilo Luis XV, entre otros, afirma Enrique Villa Rodríguez, uno de los artífices. Estos son los reductos que les dejó la gran competencia del mercado oriental.
Mario Luna agrega que desde 1992 han tenido ese problema, “con tanto zapato chino, y en menor grado brasileño que entró a México; productos muy baratos, sobre todo los chinos, no de calidad, pero con muy buena vista. La verdad, nosotros todavía en esos años vendíamos balerinas, cuya producción nos salía en 20 pesos por par y ellos llegaron a darlas a 12.
Aunque los zapatos que producíamos eran de piel, la gente por economía prefería pagar menos; no les duran, pero les permiten salir del paso.
Ahorro vs durabilidad
El productor agrega que por esos años aunque el calzado no fuera de lujo, “siempre se fabricaba en piel que duraba hasta un año, y a veces más si se le cambiaba la suela; en cambio, los chinos a los dos meses se acaban.
El mexicano puede ser un poquito más caro, pero les va a durar más y es un zapato de calidad; la piel nunca va a dejar de ser piel y sabemos que ese material transpira y un zapato sintético, por bueno que sea, nunca va a ser lo mismo
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Las marcas Ribka Zapatos y Calzado Yolitzi, en la que se aglutinan los fabricantes, fueron seleccionadas para ser beneficiarias del programa Economía Social CDMX 2022, que fomenta el cooperativismo mediante un acta constitutiva y brinda apoyo de 80 mil pesos para la adquisición de maquinaria, herramienta o insumos.
Además de recibir capacitación y asesoría por parte de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo, forman parte de las ferias de cooperativas en las que venden y dan a conocer sus productos al público.